Con frecuencia casi diaria observamos que las más altas autoridades de la Nación, subrayan y hasta celebran la constante baja de los índices de inflación en el país. Pero no hay indicios claros de que ese logro provoca también el descenso de los alarmantes índices de pobreza que se conocen superaba el 50% de la población, uno de los mayores números de la indigencia en dos décadas que dejó el kirchnerismo. Aunque el esfuerzo en los gastos estatales de la Nación, más un refuerzo en las ayudas sociales, lograron bajar al 41% esas cifras. De allí surge que más de la mitad de la población, es pobre y lo peor aún que, en ese marco, 7 de cada 10 niños no reciben la alimentación adecuada.

La baja de la inflación obtenida por el gobierno del presidente Javier Milei en su primer año de gestión llegó hasta el 2,7 por ciento mensual, pero si por definición en Economía, una inflación baja consigue un mejor funcionamiento de la economía y más crecimiento económico. Algo que la mayoría de los ciudadanos de bajos ingresos tienen como pregunta recurrente. Es decir, que no se nota que el poder adquisitivo haya mejorado y ni siquiera estabilizado ante la baja de la inflación.

Por lo tanto, aunque los fríos números económicos indiquen mejoría a nivel macroeconómico, todavía no se refleja esta mejora en los amplios sectores de la sociedad que mantiene la esperanza de una estabilización que llegue a esa microeconomía familiar para poder avanzar y crecer en lo social.

Naturalmente que no hay que dejar de poner sobre la mesa que los gobiernos que precedieron al actual hicieron una mala gestión. Gastaron más de lo que se recaudaba o dicho en palabras más duras, han derrochado hasta llegar a excesos que obligaron a financiar esos irresponsables despilfarros con impresión de papel moneda.

Pero volviendo al centro de los planes económicos del gobierno, la baja de la inflación aparece como una posibilidad concreta de crecimiento, según afirmó el propio presidente de la Nación, quién afirmó que este 2025 será el año de la “recuperación y que el país comenzará a crecer”, lo que hace esperar una fuerte posibilidad de creación de fuentes de trabajo.

Por tal motivo, no es solo bajar la inflación que, desde ya es un gran mérito, según reconocen organismos internacionales, sino que esto debe ser acompañado por el ajuste en el gasto sin sentido en determinados organismos del estado, nuevas regulaciones laborales para que haya dinamismo en el mercado del trabajo y se puedan generar mayores puestos de trabajo, el sistema de impuestos integral, mantener una tranquilidad política y social, de manera tal que el crecimiento nacional vaya en consonancia del inicio de las inversiones extranjeras.