La que es quizá la calle más estrecha del mundo se llama la ‘Ruetta’, y se encuentra en un pueblo llamado Civitella del Tronto, en la región de Abruzzo, a 2 h 22 min (192.2 km) de Roma, la capital de Italia.

Es una experiencia alucinante pararse frente a esta curiosa calle, símbolo del diseño medieval, famosa por apenas medir 40 cm de ancho en su punto más angosto, por lo que abordarla es un desafío incluso para los visitantes más delgados.

Semejante singularidad constructiva tiene su explicación, ya que eran como pasadizos que servían como parte de las defensas estratégicas contra invasores. Ubicada en una colina desde la que el panorama se extiende del Gran Sasso hasta el mar Adriático, contiene los signos evidentes de haber nacido como fortaleza, como obra militar estratégica.

Se trata más de una abertura en el muro antes que una calle real, y su estrechez obedecía a que en aquella época era muy importante defender la ciudad y sus puntos estratégicos. Por ello, se crearon pasajes secretos o rutas intransitables para un gran número de soldados armados.

La Ruetta, cuyo nombre deriva de ‘ruga’, antigua denominación de una calle del centro, asumió esta función: no podía ser atravesada por el enemigo, pero era ideal para emboscarlo. Al decidirse que esta pequeña calle se mantuviera hasta el día de hoy, terminó convirtiéndose con razón en una atracción turística.

El pueblo de abajo incluye entre sus murallas varios edificios medievales y renacentistas, con vistas a las estrechas callejuelas que atraviesan el pueblo. Las estaciones de tren más cercanas son las de Teramo o Ascoli Piceno, desde donde se puede continuar en coche o autobús.