En los últimos meses se ha incrementado el número de muertes de animales, lo que genera una gran preocupación entre las autoridades de Ambiente para controlar este fenómeno.
La provincia de San Juan enfrenta una preocupación creciente que va más allá de los problemas económicos o sociales. Se trata del alarmante número de atropellamientos de fauna autóctona en rutas y caminos. Las autoridades ambientales de la Secretaría de Ambiente y Recursos Naturales han advertido que este fenómeno se está convirtiendo en una de las principales causas de muerte para muchas especies, incluidas aquellas que ya están catalogadas en peligro de extinción.
El impacto es devastador. Los especialistas aseguran que los atropellamientos han pasado a ser una causa de mortalidad incluso superior a la caza furtiva en varias zonas de la provincia. El trazado de nuevas rutas y caminos, junto con la fragmentación del hábitat y el incremento del tránsito vehicular, especialmente en temporadas turísticas, han creado un escenario de riesgo constante para animales vertebrados terrestres. Entre las especies más afectadas figuran felinos, zorros y aves, algunas de ellas en estado crítico o vulnerable.
No se trata de un problema aislado, sino de una amenaza sistémica al equilibrio ecológico de San Juan. A diario se registra la muerte de decenas de animales autóctonos. El deceso masivo de ejemplares de la fauna no solo reduce la biodiversidad, sino que interrumpe cadenas tróficas y altera el funcionamiento de ecosistemas completos. En una provincia que busca consolidar el turismo sustentable y proyectarse como un ejemplo de convivencia armónica con la naturaleza, esta situación no puede ser ignorada.
Frente a ello, resulta urgente desplegar medidas concretas. Una de las más efectivas es la instalación de “pasafaunas”, es decir, estructuras diseñadas para permitir el cruce seguro de los animales por encima o por debajo de las rutas. Experiencias en otras provincias y países han demostrado su eficacia, reduciendo significativamente las muertes por atropellamiento. Asimismo, el guiado de animales mediante cercos o señalización específica podría orientar a la fauna hacia trayectos más seguros.
Pero las infraestructuras por sí solas no bastan. Es imprescindible acompañar estas acciones con campañas de concientización dirigidas a conductores, turistas y ciudadanos en general. Transitar con precaución en zonas de alto valor ecológico no debería ser una excepción, sino una norma. Respetar las velocidades permitidas, atender a la señalización y comprender que detrás de cada atropellamiento se pierde una vida y se daña el patrimonio natural de todos, son pasos esenciales.
La conservación de la fauna autóctona de San Juan es una responsabilidad colectiva. No hay tiempo que perder. El futuro de muchas especies depende de decisiones que se tomen hoy en nuestras rutas y caminos.
