La ciudad de Los Angeles amaneció ayer militarizada después que la Guardia Nacional de EEUU comenzara a desplegarse el domingo, por primera vez en medio siglo, por orden del presidente, Donald Trump, quien el sábado firmó una orden presidencial que autoriza el envío de hasta 2.000 efectivos para contener las protestas desatadas por las redadas masivas contra inmigrantes.

Tras un día de furia en las calles y de alto impacto político, Trump, dijo ayer que tomó “una gran decisión” al enviar a la Guardia Nacional para controlar los disturbios en California que estallaron el fin de semana por sus políticas migratorias. “Si no lo hubiéramos hecho, Los Ángeles habría sido completamente arrasada”, dijo Trump en una publicación en su plataforma Truth Social.

Trump tomó control federal de las fuerzas de seguridad en California para desplegar tropas en la segunda ciudad más grande del país, en respuesta a los disturbios desatados por las deportaciones. “El 79º Equipo de Combate de la Brigada de Infantería ha desplegado aproximadamente 300 soldados en tres puntos distintos del área metropolitana de Los Ángeles. Su misión es proteger propiedades y personal federal”, informó el Comando Norte de EEUU a través de X.

El mandatario responsabilizó a la “izquierda radical” de los disturbios, que llevan desde el viernes en la ciudad, y tildó a la situación de “invasión” en un mensaje en el que adelantó medidas drásticas. “Los Ángeles ha sido invadida por extranjeros ilegales y criminales. […] El orden será restaurado, los ilegales serán expulsados y la ciudad será liberada”, declaró el mandatario, aludiendo a su decisión de activar a la Guardia Nacional sin autorización del gobernador californiano, Gavin Newsom,

El despliegue federal representa una fuerte escalada tras las protestas originadas por las operaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que ejecuta las mayores deportaciones ordenadas en la historia reciente del país.

La Guardia Nacional, fuerza de reserva militar utilizada en desastres naturales o disturbios civiles, suele actuar con autorización de las autoridades estatales. Pero Trump firmó la orden solo, en lo que constituye la primera intervención federal de este tipo sin consentimiento de un gobernador desde 1965.