- ESPECIAL DÍA DEL NIÑO
Los peluches son uno de los juguetes que no suelen faltar en ningún hogar. Muchos acompañan al pequeño durante distintas épocas del crecimiento y se convierten en imprescindibles en determinados momentos de su vida. Para los bebés son su primer juguete. Pero no suelen quedarse circunscritos a las primeras etapas de desarrollo por su gran versatilidad que consigue que, casi a cualquier edad, aporten algo al menor, ya sea tranquilidad, compañía, imaginación, recuerdo emocional, entre otros sentimientos más. Es un regalo con el que es muy fácil acertar, especialmente en la celebración de su día, y con el que los niños establecen una relación de apego.
>El peluche en la vida de un bebé
En la fragilidad con la que llegamos a este mundo, el peluche y la manta de apego, funcionan como ese territorio intermedio en el que el bebé con sus primeros conocimientos y su sensibilidad a flor de piel, lo conecta con la vida y con su instinto de supervivencia. Es cuando comienza a explorar la separación de sus figuras de apego principales, que son la mamá y el papá. Es decir, puede explorar esta separación sin sentir que los pierde. Hay un autor británico, pediatra y psicoanalista, que se dedico a poder profundizar en la importancia de estos objetos, que los llamó “objetos transicionales’, porque ayudan atravesar este paso de una dependencia absoluta con las figuras parentales, hacia una autonomía progresiva. Al nacer el bebé es dependiente de quienes lo cuidan, representan un sostén físico y emocional. Nuestros padres nos van preparando para practicar estabilidad; es ahí donde el peluche o la mantita son los compañeros para atravesar esos momentos donde tal vez mamá o papá no están físicamente y así no se sienten tan solos. Aportan calma y constituyen un impacto emocional muy fuerte estos objetos en los primeros momentos de la vida cuando son bebés.
>Su significado en la primera infancia
El peluche en los primeros años de vida empieza a cumplir varias funciones que tienen que ver con su desarrollo y con lo que cada niño va conociendo y explorando en el mundo que lo rodea. Ante estos nuevos desafíos de ir creciendo, el peluche ayuda a regular las emociones, por ejemplo, cuando empieza a dormir solito, cuando sus padres no están, el apego al peluche le trae calma y seguridad. Afronta estas separaciones breves y nuevas pero que le generan estrés. Otro ejemplo es permanecer en la guardería o el primer día del jardín de infantes, lo ayudan a transitar estos desafíos. Los niños son muy concretos y sensibles se apoderan mucho en lo visual y todo lo que entre por los sentidos ayuda mucho a conectarnos con el presente. El peluche es como ese recordatorio tangible de que no está solito, donde la representación de sus papas está de otra forma. Le ayuda a transitar ese momento que le genera angustia. Por otro lado, ayuda a la construcción de la autonomía. Ellos saben que su peluche es su compañero en todo espacio en el que transite, es un objeto constante, es ese amigo que lo lleva a todos lados. Esto le permite explorar espacios nuevos perdiendo el miedo. Cuando va creciendo y descubre el juego simbólico donde el niño puede jugar a situaciones a diferentes roles es ahí donde el peluche es un personaje más de sus juegos. Y este objeto pasa a tienen un rol, un nombre una personalidad. El niño en su juego con el peluche va desarrollando la creatividad, imaginación y el lenguaje porque pone en voz del peluche cosas que quiere decir y comienza a narrar historias. Ayuda en su desarrollo social, cuando introduce el peluche como un compañero, lo presenta frente a los amigos, compañeros, adultos y le permite interaccionar, compartirlo con otros. Le da la continuidad que los niños necesitan en la rutina por ejemplo cada vez que visito a los abuelos lo puedo llevar o cada vez que se va a dormir el peluche está sobre la cama. Genera en el niño algo estable dentro de los cambios que puede haber en la rutina diaria. Como vemos en la primera infancia cumple múltiples funciones en la vida e historia del niño este objeto transicional.
>Una herramienta de desarrollo sensorial
Sí, es una herramienta desde la mirada del psicoanálisis que aporta el poder entender lo que simboliza en el niño este objeto y como ayuda o acompaña el desarrollo de su psiquismo. Y, desde una mirada más cognitiva y de las neurociencias se puede profundizar y conocer como impactan estas sensaciones que llegan al cerebro por medio del peluche haciendo efecto en la estimulación. A nivel táctil, el peluche permite ya sea bebé o niño, poder reconocer texturas y este contacto físico repetido con el mismo favorece la integración sensorial y la conciencia corporal. El cerebro de un niño se encuentra en pleno desarrollo y toda interacción que tenga ya sea con personas, situaciones u objetos van fortaleciendo y aumentando las conexiones neuronales. De tal manera, todo lo que ingrese por los sentidos impacta en el cerebro. Luego a nivel de estimulación visual, la forma, los colores y contrastes de los peluches ayudan a ir discriminando formas y colores, rasgos faciales, ojos, nariz, boca, pueden ver que hay patrones que se repiten y esto ayuda a trasladarlo a otros conocimientos de la vida por medio de la comparación a través de esa información visual que ingresa. La estimulación auditiva también está presente, ya que hay algunos peluches que tienen elementos sonoros, sonajeros, música, así un niño puede asociar que un movimiento va de la mano de un sonido y esa repetición lo lleva a poder desarrollar la relación del ojo, el oído y la mano. Son logros que se van adquiriendo en los primeros años de vida. La estimulación olfativa es otra estimulación, el peluche tiene su olor ya que se debe lavar, pero tiene un perfume identificatorio del hogar, que a pesar que lo traslade el peluche siente su propio aroma y le aporta seguridad y confianza. Mas allá de desarrollar los sentidos, auditivo, sensorial, táctil y olfativo, también este contacto cotidiano con el peluche y al recibir estas diferentes señales, el cerebro lo que hace es integrar toda esa información de una forma armoniosa y le permite asociar el conjunto de ese objeto que tiene la forma de peluche algo que le da calma, autorregula y acompaña.
>A la hora de elegir un peluche
En el caso de los bebés deben ser objetos seguros, que no se descosan fácilmente, ojo con objetos pequeños ya que pueden llevarlo a la boca. Ya que será mas un objeto de apego, visto desde lo psicológico, se puede pensar en la textura, temperatura, olor, etc. que lo una a su entorno familiar. Y, en cuanto a los olores se dice que conecte con su mamá, en cuanto a los colores, se aconseja que sean suaves, de rasgos faciales simples, que la expresión del muñeco sea amigable que no lo asuste. Si tiene un sonido también debe ser suave. Que cuando llore este sonajero le cambie el foco de atención sin que lo asuste. Además, que sea manipulable por el bebé, es decir que no sea pesado, de tamaño que lo pueda sostener agarrar. Hay objetos de apego que pueden tener una carita de animalito y sea una mantita, esto permite que el bebe lo pueda agarrar o manipular más fácilmente. Por otro lado, cuando tienen dos añitos o más, el peluche cumple otra función. El niño lo hace participar en su juego, es participe de sus historias. Este juguete invita a la imaginación a crear. Acá el peluche puede ser una figura humana o un animalito. Los niños pueden comunicar que está haciendo su peluche y esto los conecta con otros a la hora de interactuar. De igual modo hay que tener cuidado con las piezas que tiene el objeto para que no les haga daño. Que el niño pueda ser participe de la elección del peluche ayuda a que lo pueda personalizar.
>Cumplen una función específica
Como es un objeto cercano que acompaña durante el día en los primeros años, entre las funciones más utilizadas suele ser como compañía a las noches para dormir porque manda señales al cerebro que ayudan a conciliar el sueño. Otro ejemplo es cuando se despierta a la noche el peluche es algo conocido y es una estrategia para apaciguarse. Ayuda a la repetición de la rutina, a desprenderse de la presencia física de los padres y a la adaptación de nuevas situaciones con el acompañamiento de su peluche. Otra función que cumple es la de ser compañero en los juegos, fortalece los vínculos sociales. Ayuda a ir construyendo la identidad del niño en la primera infancia. El peluche es un símbolo personal, puede tener un montón de peluches, pero va haber uno que quiere más, que lleva a todos lados y así forma parte de su historia y rutina, de su día a día. Le da sentido de pertenencia, aunque lo preste con algún amiguito. Donald Winnicott decía: ‘Es una extensión del sí mismo, por que el niño juega con él proyectando emociones, deseos, preocupaciones, si lo observamos al niño sabremos que está sintiendo, pensando, conocemos el mundo interno que el niño vive’. También hace que tenga memoria y narrativa porque el peluche es testigo de su historia.
>Un estímulo en la primera infancia
Además de los estímulos sensoriales que ya se han mencionado, el peluche puede cumplir estímulos desde lo psicológico y desde lo socioemocional. Por un lado, favorecer la empatía y el cuidado ya que esto comienza en la niñez. El niño imita acciones de su vida con el peluche y las repite, por ejemplo, puede abrazarlo, retarlo, alimentarlo, protegerlo. El niño va ensayando conductas y se permite proyectarse desde otro rol. En el juego con el peluche se invierten los roles. Por otro lado en esta estimulación socio emocional, el peluche permite que pueda expresar emociones. A veces le resulta más fácil al niño poder expresar una emoción en el juego usando al peluche, que poder ponerlo el mismo en palabras. Con el peluche habla de sus miedos, alegrías, enojos, y esto nos permite a los adultos conocer lo que el niño va sintiendo. Permite que desarrolle la seguridad y la confianza, como base de una buena autoestima. Promueve la resolución de problemas, como ejemplo, hay ciertas cosas que le generan ansiedad, si él va acompañado de su peluche lo puede realizar, puede resolver la angustia. Entonces, empodera con una herramienta externa al niño. También se favorece la imaginación y la creatividad ya que el niño al jugar con su peluche inventa historias, cuenta cuentos, trabaja la flexibilidad cognitiva.
>Los niños llevan su peluche a todos lados
Es cuando el objeto da calma, confianza y estabilidad emocional en aquellas ocasiones que el niño va experimentando situaciones nuevas, lugares nuevos, personas distintas a su entorno, etc. Algunos tienen este apego y otros no. Cuando ya es un habito y el peluche lo ayuda a autorregularse, uno sabe que si lo lleva consigo como soporte, va a poder lograr de forma más rápida sortear las dificultades.Si lo hace formar parte de su rutina en forma cotidiana, fortalece la identidad y la pertenencia. Es muy esperable que hasta los cuatro o cinco años los niños lo utilicen como un mediador de situaciones.
>El apego en la niñez
Va a depender de que rol o protagonismo que tuvo el objeto durante los primeros años de vida. En general lo llevan hasta los cinco añitos, como objeto transicional., que lo ayuda desde lo funcional a atravesar situaciones nuevas, nuevas sociabilizaciones con personas ajenas a mi familia. Luego con el inicio de la etapa escolar este apego comienza a disminuir y se diluye, porque el niño va creciendo e incorporando otras habilidades cognitivas y emocionales que lo ayudan a ir teniendo más recursos para atravesar las diferentes situaciones. De los seis años en adelante el peluche tiene el valor afectivo y simbólico, pero queda guardado en la memoria y deja de ser un objeto para que atraviese diferentes situaciones estresantes. Ya tiene otros recursos, cuenta con otras herramientas. Solito lo deja y le da pocos momentos de atención.
>Tiempo de ese apego
Hay diferentes factores que pueden influir para tenerlos en cuenta, entre ellos está la personalidad del niño, la sensibilidad, les cuesta soltar el peluche. Es en los casos que tiene que elaborar ciertas situaciones difíciles como, por ejemplo, un cambio de casa, un cambio de club o de escuela. La duración de este apego esta influenciado por cambios o situaciones estresantes, entonces tal vez el niño tiene siete años y acaba de vivir una mudanza o nació un hermanito y de pronto en el mundo interno del niño, en su psiquismo, se mueven muchas emociones, ansiedades, y así utiliza el peluche para atravesar lo que está sintiendo; y si en el pasado el peluche me ayudó, puede ser que vuelva a ocurrir. También puede incluir el apego en cuanto valor simbólico el peluche; puede que no lo lleva todo el tiempo, pero lo tiene en un estante decorando la habitación. Incluso hay adultos hoy en día que todavía guardan entre sus recuerdos el peluche de su infancia, ya que simboliza una gran etapa de su vida que puede ser narrada con felicidad.
EL DATO:
Lic. en psicología María Morales – Mat. 1639
-Abordaje clínico desde la psicología cognitivo conductual y la neuropsicología
-Su trabajo es en la clínica El castaño en el Instituto de Neurociencias con niños y adolescentes
-Trabajo en colegios en gabinetes de nivel inicial y primario
Mail: licenciada.maria.morales @gmail.com
IG: m.maria.morales

