Desde el inicio de la actual gestión de gobierno a nivel nacional, los índices de indigencia y de pobreza se ha reducido considerablemente, pero esto no quita que sigan habiendo sectores de la sociedad que atraviesan por situaciones muy complejas, que repercuten en distintos aspectos, entre ellos el de la alimentación infantil que es uno de los temas más sensibles que tocan afrontar.
Las últimas mediciones de los índices de pobreza revelados por la UCA (Universidad Católica Argentina) determinaron que el 38,1% de la población del país vive por debajo de la línea de pobreza y que hay un 8,2% que lo hace en la absoluta indigencia. Si bien todavía son porcentajes que se consideran elevados, son mucho mejores que los que hubo hasta hace dos años cuando la pobreza superaba el 55% .
El tema de la alimentación infantil es preocupante porque todos conocen que los niños comprenden la edad más crítica a la hora de hablar de la alimentación necesaria para garantizar el crecimiento y desarrollo del ser humano.
Los niños no pueden estar sometidos a privaciones de alimentos porque se quedan sin la posibilidad de consumir los nutrientes fundamentales para su crecimiento físico y psíquico. Todo niño requiere de una alimentación básica basada en proteínas que ayudan al crecimiento y aportan energía; vitamina A para defender al organismo contra las enfermedades; hierro para preservar las funciones mentales y físicas, y yodo para el sano desarrollo del cerebro infantil. Si todos estos componentes no están presentes en la alimentación que se recibe en los primeros años de vida, período que para algunos expertos va desde el nacimiento hasta los 4 o 5 años, mientras que otros los hacen extensivo un poco más, la nutrición será deficiente afectando una etapa clave con serias incidencias en el futuro de niños que pueden llegar a padecer trastornos de crecimiento físico y psíquico que los marquen para toda la vida.
El aporte alimentario que se otorga en las escuelas a través de tradicionales programas como la copa de leche o de los comedores escolares no alcanza a cubrir este requerimiento ya sea porque hay mucha deserción escolar, hay padres que no envían a sus hijos a las escuelas o porque hay escuelas que no cubren este aporte que en algunos casos es de fundamental importancia.
Niños que viven con una o dos comidas al día, de las cuatro que son recomendadas, son casos que se vive a diario aunque a simple vista no parezca porque hay sectores que lo asumen como normal.
Los niños que serán los hombres del mañana merecen plena atención alimentaria como prioridad de una situación que preocupa a todos.
