‘Yo no fui con intención de herir a nadie ni matar a nadie. Solo fui a buscar mi celular y mi billetera, y él me atacó sin mediar palabra. Yo iba a hablar con él, tenía mi celular en su mano y me largó con una botella que pegó en el manubrio (…) me salpicaron vidrios y cerveza y ahí tiré (tres disparos), pero no a lo tumbero porque no soy tumbero. Me la mandé, pero es la primera vez en mi vida que caigo, por el hartazgo de tantos robos, soy un trabajador’, dijo el fletero Jorge Bazán (61) ayer ante el juez, Víctor Hugo Muñoz Carpino (Cámara en lo Penal y Correccional, secretaría de Natalí Lima), el fiscal Daniel Galvani y su defensora, María Noriega, quien buscó dejar en claro que su cliente temió por su vida, que usó un arma de fuego solo para defenderse, porque tanto la víctima, Dante Muñoz, como un primo de ese hombre, Pedro Torres, lo habían atacado. El primero lanzándole un botellazo; Torres golpeándolo con una piedra.
Todo pasó alrededor de las 19,30 del 25 de diciembre de 2023 en la casa de un pariente de Muñoz en la Villa Hipódromo, en Rawson. Y fue el corolario de un problema que comenzó un rato antes en la casa de Bazán, donde la víctima y al menos otro pariente suyo bebían alcohol.
Según la acusación, en un momento Bazán fue al baño y cuando volvió notó que no estaban su teléfono ni su billetera; tampoco Dante Muñoz. Entonces tomó su moto 150cc y salió a buscarlo, armado. Cuando lo encontró, sin decir nada, Muñoz atinó a tirarle un botellazo, pero Bazán le respondió con tres disparos que lo dejaron al borde de la muerte.
Según un médico que lo operó en el hospital Rawson, Muñoz se salvó de milagro porque lo llevaron a tiempo a ese centro de salud. Allí, debieron extirparle el riñón izquierdo, el bazo y suturarle numerosas heridas internas, porque también sufrió daños en un pulmón.
Para el fiscal Galvani, durante el juicio se probó que Bazán quiso matar a Muñoz y que no lo consiguió porque la víctima alcanzó a escapar y esconderse, porque luego de los disparos siguió buscándolo en esa conflictiva barriada.
Por eso ayer pidió que Bazán sea condenado a 12 años de cárcel por el delito de tentativa de homicidio agravado por el uso de un arma de fuego.
La Defensa, en cambio, pidió al juez que califique el delito contra su cliente como un exceso en su legítima defensa (entendió que Muñoz atacó primero) o, en todo caso, como un caso de lesiones graves.
Durante el juicio, no fue posible encontrar a Muñoz para que declarara, a pesar de que cumple con un castigo de 6 meses de prisión domiciliaria por haber amenazado dos veces a un chico de 15 años. Ayer el magistrado ordenó avisar a Fiscalía de esa situación, pues resultó increíble que no lo encontraran en su casa, donde debe cumplir su condena.
En los próximos días, Bazán dirá sus últimas palabras ante el juez y luego sabrá que castigo le imponen.

