‘Sé que cometí ese homicidio (…), me hago cargo, pido perdón a la familia’, dijo escuetamente ayer Eduardo Sixto ‘Gitano’ Carrizo (44 años) cuando los jueces Eugenio Barbera, Guillermo Adárvez y Mariano Carrera le consultaban si aceptaba la pena de 11 años de cárcel por el homicidio agravado de Jorge Rodrigo Antonio Romero (24 años, alias ‘Mudo’) a quien ultimó de un certero disparo en el ojo derecho, alrededor de las 14,30 del pasado miércoles 5 de marzo en el límite de las Villas Juan XXIII y Del Sur, en Chimbas.
Como anticipó este diario, esa pena había acordado el imputado y su defensor, Jorge Videla, con el fiscal, Nicolás Schiattino, y el ayudante fiscal, Ignacio Domínguez (UFI de Delitos Especiales), en un juicio abreviado que fue ratificado ayer por el tribunal.
Pareció la mejor salida para ese sujeto (la escala penal de ese delito oscila entre 10 años y 8 meses y 33 años y 4 meses), porque de la investigación recabada por el equipo de Fiscalía, las pruebas en su contra eran abundantes.
Entre ellas sobresalieron múltiples testigos, como Daniel Romero, quien vio a Carrizo cómo le disparaba a unos 2 metros a su hermano, para luego darse a la fuga a los tiros en una moto conducida por su hijo, Nicolás Carrizo (alias ‘Negro Diablo’). O la de una vecina que también vio a Romero lanzarle una trompada a Carrizo, quien la esquivó, sacó un arma y le disparó. O el vecino que vio a Carrizo y su pareja discutir con Romero a eso de la 1,30 de la madrugada de ese día y, luego, en la discusión final que terminó con el disparo mortal. Otra vecina, también presenció la discusión y, al salir, vio a Romero cuando caía al piso y a Carrizo huir en una moto; esa mujer también dijo que, en la madrugada, Romero había golpeado a un hermano de la pareja del ahora condenado.
Otro vecino, también vio cuando el confeso asesino y su hijo tirotearon la casa de otro vecino (primo de Romero); y también presenció el crimen, con Carrizo como autor.
Así, el crimen de Romero se convirtió en el trágico corolario de un ajuste de cuentas, luego de numerosos cruces, con discusiones y peleas incluidas, que involucraron a sujetos de ambas familias, que viven en las Villas del Sur y El Milagro.
Los últimos episodios que precipitaron el criminal desenlace, habían sido los golpes que recibió un hijo de la pareja de Carrizo y la golpiza que le dieron en venganza a un primo de Romero durante la madrugada de aquel miércoles. Al enterarse, sobre el mediodía, Romero partió a la casa de sus rivales con otro sujeto, y los encaró a pedradas, golpeando en la espalda a la mujer de Carrizo y dañándole la camioneta a un fletero que había ido a dejarles leña para el pequeño comercio que tienen.
Fue una de las últimas cosas que hizo, porque entonces Carrizo y su hijo salieron a buscarlo, hasta que lo encontraron, cruzaron insultos y Romero intentó darle una trompada al acusado, desplomándose instantes después por el disparo que recibió en su ojo derecho.

