En el seguimiento diario que hace la Organización Mundial de la Salud (OMS) de la pandemia se están detectando cambios en la manera de afrontar las consecuencias del coronavirus en diferentes lugares del mundo según el comportamiento social, y llegó a una conclusión preocupante: los más jóvenes están impulsando los contagios, muchos sin saberlo por ser asintomáticos, y son el mayor riesgo para los grupos más vulnerables. Concretamente, dice el organismo sanitario, son personas de 20 a 40 años protagonistas de un resurgimiento lamentable.


Para el simple observador, sin tener los elementos para el seguimiento puntual de la evolución del Covid-19 de la OMS, basta mirar cómo se desplazan y actúan los jóvenes, la mayoría sin elementos de seguridad burlando las recomendaciones elementales, como el barbijo, o sin respetar los protocolos en las reuniones autorizadas. Peor todavía las fiestas y encuentros recreativos clandestinos, de los que da cuenta la crónica policial, en San Juan y diferentes lugares del país.


Este comportamiento etario irresponsable motiva el incremento de nuevos casos en países que parecían tener el virus bajo control, como España, Francia, Australia y Vietnam, donde los respectivos gobiernos impusieron nuevas restricciones. El caso vietnamita es paradigmático porque tuvo tres meses sin transmisiones domésticas gracias a una intensa campaña de mitigación del virus, pero las aperturas en sucesivas flexibilizaciones aumentaron los casos. En muchas regiones los retrocesos fueron también notables y ahora España es el país europeo con mayor resurgimiento.


Por eso la OMS no duda en calificar que el mundo ha entrado en otra fase regional de la pandemia, ubicando zonas críticas en perjuicio de la gente que vive en áreas urbanas densamente pobladas o en zonas rurales con menores recursos para asistir a los más afectados, como los ancianos. De allí la necesidad de estar atentos frente a las aperturas para la nueva normalidad, teniendo en cuenta el aprendizaje de resguardarnos hasta que una vacuna contenga al flagelo.


En el caso de la desaprensión de los jóvenes los controles sanitarios son fundamentales, con mayor rigurosidad en la práctica de deportes, tal como ha comenzado en nuestra provincia en forma individual, y concientizando que la franja de 20 a 40 años es tan riesgosa como la vulnerabilidad de los ancianos.