La humanidad está enfocada en sobrevivir a los embates del coronavirus dejando de lado premisas como el cambio ambiental por la contaminación del planeta, para la que no hay inmunizaciones y el daño puede ser irreversible. Las alteraciones superan lo previsible, caso del nivel de los océanos por el derretimiento de los hielos, que se creían eternos, pero hay muchos procesos de degradación como en las áreas protegidas con ecosistemas amenazados por las actividades del hombre.


El avance de la deforestación para ampliar la frontera agrícola, la incursión de intrusos en parques nacionales y los incendios que arrasan miles de hectáreas y diezman la fauna silvestre, son casos puntuales desde los últimos meses. En El Bolsón el fuego está contenido pero no extinguido, para citar un ejemplo actual, señal inequívoca del mal uso de los recursos naturales y de la cuestionada vigilancia en un parque protegido.


Pero también es necesario que la sociedad se involucre activamente en la conservación de los recursos, como lo establece el Programa sobre el Hombre y la Biosfera de la Unesco del que participa Argentina. La conservación de estas áreas implica respetar los procesos ecológicos, evitando que las actividades humanas los impidan o modifiquen, ya que varios ecosistemas o especies no sobrevivirán en las condiciones actuales.


Es por ello la necesidad de contar con un estudio actualizado sobre el estado en que se encuentran las siete reservas de la biosfera existentes en nuestro país, a partir de San Guillermo en San Juan y Laguna Blanca, en Catamarca; Ñacuñán, Mendoza; Laguna de Pozuelos, Jujuy; Yabotí, Misiones y las bonaerenses Parque Costero del Sur y Mar Chiquita. Además los sitios designados Patrimonio Mundial de la Humanidad y los humedades de la lista Ramsar.


Argentina tiene 247 áreas protegidas ocupando una superficie de 14.692.262 ha., o el 3,9% del territorio nacional, administradas por la Nación, provincias, el Conicet, INTA, universidades nacionales, municipios y también privadas, caso de Don Carmelo, en San Juan y el programa de la Fundación Vida Silvestre Argentina, cada una con fines y reglamentaciones específicas. A diferencia de los parques nacionales con preservación recreativa, las reservas de la biosfera son una alternativa viable para integrar la conservación de la naturaleza con el desarrollo socioeconómico, y lo vemos en la minería, pero vigilando la sustentabilidad efectiva.