Son pocos los países del mundo en los que no se han planteado serias sospechas sobre el manejo y la distribución de las vacunas que se están empleando para hacer frente a la pandemia del Covid-19. Gobiernos y grupos de poder de un gran número de naciones, especialmente de Latinoamérica, han sido señalados como responsables de haber manejado discrecionalmente, dentro de un halo de corrupción, la asignación de las vacunas en beneficio de personas elegidas vinculadas de una manera u otra a esos grupos. Todo esto, lógicamente, en perjuicio de la gente que integra sectores de riesgo y que hasta ahora no ha podido vacunarse por la escasez de dosis. 

La manera de desalentar esas sospechas en jurisdicciones como la provincia de San Juan es a través de información precisa sobre las cantidades de dosis que se están recibiendo y el uso que se hace de ellas, ya que muchas veces de los totales que se envían no todas las dosis pueden ser aprovechadas. Las autoridades sanitarias en conjunto con todos los demás estamentos vinculadas a esta inédita campaña de vacunación deberían informar periódicamente el número de vacunas recibidas, la cantidad de dosis que llegan en buen estado, las que traen algún inconveniente, las que deben ser desechadas, las que perdieron la cadena de frío o las que por problemas de empaque no llegaron en buenas condiciones a la provincia. 

Una información clara y precisa sobre el aprovechamiento de las vacunas es la clave para demostrar que no se quiere ocultar nada y que se están utilizando en la forma debida conforme a los cronogramas elaborados. Explicar fehacientemente que el número total de vacunas recibidas por la provincia no es suficiente para los distintos grupos a inmunizar representa un grado de sensatez de gran importancia porque se aclara convenientemente cuales son los problemas que está afrontando la provincia en materia de vacunación. 

Lo importe es que las cuentas sean claras y que al término del balance se pueda observar claramente quienes fueron los beneficiados con las dosis y quienes han quedado pendiente de vacunarse. Las cifras también deben reflejar cómo se han manejado las vacunas, si fueron transportadas como corresponde, en las condiciones apropiadas y en las cantidades aconsejables. Todos los números deben cerrar como lo hace un balance de cualquier actividad, con su debe y haber o con sus superávit o pérdidas. 

Como conclusión en este tema que de por sí es muy sensible, porque en cierta forma se asegura la vida ante el letal coronavirus, hay que tener en cuenta la premisa que señala que no solo hay que ser honesto en todo accionar, sino también parecerlo, y la mejor forma es demostrandolo con números precisos y con la documentación correspondiente.