Entusiasmada. Así se presenta Graciela Borges hoy. Y así llegará a San Juan el viernes, como estrella del Festival Internacional Unasur Cine 2013, al que engalanará con su presencia, durante la apertura y en otras actividades, al igual que el año pasado.
"Adoro esa ciudad, me trataron tan bien, ¡son tan lindos! Es todo lo que uno puede pedir para ser feliz’, expresa la protagonista de más de 60 films que forman parte de la historia cinematográfica nacional, como La Ciénaga, Las Manos y Funes, un gran amor, entre otros.
En esta oportunidad, la actriz que arribará a la provincia tras haber superado un accidente de tránsito que le dejó 22 puntos en un párpado (NdR: el 15 de abril pasado, un automóvil la atropelló cuando conducía en bicicleta por las calles de su casa, en un country de Pilar), presenciará la charla "Graciela Borges íntima’ y asistirá a los homenajes que recibirá en esta edición su "amigo del alma’, el cineasta Leonardo Favio, fallecido el 5 de noviembre de 2012.
"¿Cómo está el clima allá? Dicen que corre viento Zonda. Espero que no. Yo por los aviones, les tengo terror. Es mortal’, así comenzó la entrevista con DIARIO DE CUYO una Borges cuya voz no oculta la profunda tristeza por la ausencia de Favio, quien fue internado justamente cuando ella estaba en la provincia, en la primera edición de este encuentro, y no pudo acompañarla. Pero también muestra una Borges que, a sus 72 años de edad, pese a las penas y a la fisura del quinto metatarsiano (tras torcerse el pie cuando caminaba en una calle empedrada), se mantiene vital y ejecutiva. Haciendo una pausa en sus compromisos, dialogó sobre su presente, muy cuidada en cada palabra y amable.
– Hay un homenaje a mi cine y a mi querido Favio…
– Sí. Yo llamaba a cada rato a Buenos Aires… estábamos tan lejos ¡Fue tan difícil para mí! Un amigo tan amado.
– Hace muchísimo, desde que éramos muy chicos. ¡Mil años! No soy buena para las cuentas, y a veces me viene bien no hacerlas (risas). No me gustan los números. Yo tenía 16 años y estaba haciendo Fin de fiestas, la película de Leopoldo Torre Nilsson, donde Leo hacía de mi primo mayor. Y de ahí, seguimos toda la vida…
– Lo quiero con todo el corazón y va a estar para mí siempre. A Favio lo extraño físicamente, me gustaba ir a verlo, tomar mate, hablar de bueyes perdidos o cosas puntuales, da lo mismo… Me gustaba su intensidad, su inteligencia, su amorosidad en el profundo sentido de la palabra, era un ser muy amoroso y muy sabio…
– Sí, él mismo lo declaró. Lamentablemente, no lo hemos podido hacer, pero más lamentable fue su partida…
– Uno dice muchas cosas en esos momentos… pero tal vez voy a filmar Hermanos 2, la segunda parte de la peli con Antonio Gasalla, que está escribiendo y va a dirigir él; y digo tal vez, porque nunca se sabe en este país qué pasará con el cine. ¡Ojalá que pase mucho!
– Sí, es verdad. Antonio está mejor. ¡Gracias a Dios!
– Me gustan mucho los artistas, los verdaderos, los auténticos; los que son actores, escultores, pintores, músicos; tengo adoración por ellos, tengo puras amistades, no tengo conflictos armados.
– Es otro mundo, no lo critico porque cada uno hace lo que quiere. Si no hacen el escándalo, lo forman…
– Yo siempre la tomo como familias alternativas con las que hacés una película, algunos amigos van quedando y a otros los recordás con cariño… Es que esta ciudad tan grande, tan bulliciosa, desune. Los días están tan llenos de cosas. Acá no tenemos la vida más tranquila como la gente de las provincias.
– A mí, como no soy mediática, me cuesta cada vez más hacer notas. En general voy poco a los lugares, voy poco a la televisión… Hay una vieja frase que decía una abuela mía: "Brilla por su ausencia’. ¡Está buenísima! No lo hago a propósito, pero va con este caso.

