Gustavo Cordera fue el frontman de La Bersuit Vergarabat durante años, después de su separación con la banda, se embarcó como solista y dirige su proyecto musical con La Caravana, su nuevo grupo. Actualmente, vive en Uruguay acompañado por su familia y desde allí, habló con DIARIO DE CUYO, a la espera de su recital en San Juan de la mano de Hugo De Bernardo Producciones. El cantante contó su presente profesional, su duelo con la Bersuit y criticó duramente a los músicos que dejan "comprarse por gobiernos y empresas".

– ¿Cómo será tu show en San Juan?

– La última vez que estuvimos en Hugo fue muy caliente (en mayo del 2011) y lo que espero de San Juan siempre es bueno, ese calor, ese fuego popular que me recibe desde que iba con la Bersuit y ahora con La Caravana. Llegaremos con una lista de canciones fuerte, potente y viva. La Caravana está en constante despliegue y ascenso; y con muchas ganas de reencontrarnos con los sanjuaninos.

– ¿La Caravana despertó todo tu potencial?

– Creo que estoy en el despliegue de eso, todavía no conocemos el techo de esto. Estoy como en un equipo de fútbol que se juega el campeonato más importante. Hoy, estoy jugando el partido de mi vida.

– ¿Cuál es tu horizonte artístico como solista?

– Me queda mucho camino por recorrer no solo como cantante, sino como músico, como líder, como persona, como cancionero y ser humano. Soy generador de proyectos en este oficio de tantos años y se lo transfiero a los chicos de mi banda, para que ellos aprendan a componer nuevos temas. No quiero que se corte esta onda de crear canciones cuando yo ya no esté y deje de hacerlas.

– ¿Extrañás a la Bersuit?

– Inevitablemente cada cosa que vivimos quedó en el pasado. Por más que añore o tenga nostalgia ya es pasado, es una ilusión, un lugar donde ya no podemos retornar. Lo de la Bersuit lo atesoro en mi corazón como los mejores momentos vividos, así también lo atesoro en estos cuatro años que llevo con la caravana. Mi espacio es ahora, acá, este instante y a esto pertenezco.

– ¿La separación te afectó para bien o para mal?

– Para mí el duelo fue doloroso, todavía de alguna manera lo estoy curtiendo, son 20 años de amistad y de muchas cosas. Pero ahora todo eso ocupa un lugar anímico en mí que es soportable, donde puedo mirar sin enojarme, ni siquiera para adelante o para atrás, sino mirando el ahora. Ya pagué mi renuncia al público masivo. Pero gané otra gente con otros gustos musicales. Esto que hago ahora es renacer en otro mundo. Aparte, llené la cancha de River dos veces, más de eso no se le puede pedir a un proyecto. El proyecto de La Bersuit tocó la cima y decayó. Hizo la parábola de la vida. Tuvo su esplendor y también su decadencia. Llegó a su fin, así lo entiendo y así lo vivo. Cuando algo pierde el alma, y no lo recuperas, lo mejor que podes hacer, es abandonarlo.

– ¿Por qué no estás de acuerdo con que los recitales gratuitos financiados por los gobiernos?

– Cuando compras la opinión y la imagen de algunos artistas con un espectáculo gratuito, los otros tienen que salir a tocar y trabajar como todo el mundo, a vender una entrada y a producir un show. Entonces ¿cómo podés trabajar así? ¿Cómo harías si tenés una agencia de autos y enfrente tuyo, hay otro negocio que los regala? Es una competencia desleal y la decadencia de cualquier proyecto artístico. Cuando le decimos a la gente que es gratis, entonces no le da valor. ¿Qué harán cuando el gobierno deje de financiar a las bandas? Se morirán de hambre y no tendrán trabajo. Yo no le pido al gobierno que me de plata, pido que no me quite trabajo. No es ético que como artista tengas que formar parte de una propaganda política. Ninguna banda que hable mal del gobierno es contratada.

– ¿Pero si lo hacen por convicción?

– Bueno, en ese caso, que no cobren cachets enormes y en negro.

– Hay pibes que no pueden costear una entrada de $200 o $300 y su única oportunidad de tener a su ídolo cerca es con un recital gratuito.

– Bueno si es así, que regalen autos a gente que no puede pagarlos y regale comida a los que no puedan pagarla. Todos sabemos que hay gente que no puede comprarse ni ropa, bueno que se lo regalen. Pero que no compren a los artistas, me parece que es la propaganda más barata que le puede salir a un gobierno. Si hay artistas muy queridos por la gente y que adhieren a un gobierno, ¿qué mejor propaganda política que esa? Es más efectiva que un afiche, un pasacalle y un programa de televisión. Es ahí donde me planto a criticar, compran la imagen de los artistas para su propio beneficio. Cuando los artistas se prestan por dinero, huele mal.

– ¿Es malo que las bandas o los músicos tomen posiciones políticas e ideológicas abiertamente?

– No, al contrario está muy bueno eso. Pero no hago una práctica moralista con lo que digo. No quiero trabajar para el gobierno y que me regale dinero, haciéndole creer a la gente que el show es gratuito, porque en definitiva, la gente me paga a mí con sus impuestos y yo lo cobro.

– ¿Pero en el caso de empresas privadas, no operan de la misma forma?

– Lo hacen con el mismo propósito, y ustedes allá que tienen las mineras, es peor. Las empresas mineras buscan poder contaminar y ser queridos por la opinión pública. Buscan no pagar impuestos pero que la gente los quiera. Gobiernos y corporaciones lavan su mala imagen comprando artistas. Los artistas debemos revelarnos ante eso, porque nosotros tenemos corazón y alma. El alma de ellos es el dinero, lo nuestro es la poesía. Por eso a mí nadie me compra, más que con el corazón que me da la gente.