Nacido en la localidad uruguaya de Paysandú, tiene 43 años y es quien continúa el legado romántico de Los Iracundos, prácticamente por una cuestión genética. Se trata de Sergio Eduardo Franco, el hijo del exitoso vocalista, compositor y arreglista que rompió corazones entre los "60 y "80, con letras que cantaban al recuerdo de un triste Puerto Montt, al cielo azul de La Lluvia terminó y a ese beso apurado de Y hoy lloras por mí; solamente una muestra del universo temático que abarcó el fundador del legendario grupo en sus composiciones y con las que recala él en San Juan, hoy y mañana (ver aparte).

Fruto de la unión de don Eduardo y Dana, es el único varón del matrimonio. Tras la muerte del progenitor, él decidió tomar el camino que no pudo continuar su padre y armó una banda con Leo Lemes Facchini (batería), Guillermo Nuñez (teclados), Matías Hernández (1era guitarra) y Pablo López (bajo), todos del mismo pueblo.

En 2005, Junior -como lo llama su madre- grabó el primer disco de la nueva generación iracunda con aquellos viejos hits y hasta temas inéditos que don Franco dejó escritos y no alcanzó a grabar, al fallecer en 1989.

Hoy, divorciado y con una hija de 19 años que sigue la carrera de Veterinaria y se llama Mercedes, no se arrepiente de haber tenido al osadía de ponerse la camiseta de Iracundo y subraya que si volviera a nacer "haría lo mismo". Es que, como dice su mamá, en tono de broma: "fue durito en los estudios pero muy bueno en la música".

El recuerdo paterno, sus consejos y la decisión de ocupar el lugar que dejó vacante su papá; son algunos de los temas sobre los que profundizó el cantante con DIARIO DE CUYO.

– ¿Qué representa continuar la posta que comenzó tu papá?

– Lo tomamos con mucha responsabilidad y a la vez con cariño y admiración por lo que era mi padre, tanto de parte mía como de toda la banda

– ¿Qué te decidió a continuar con su legado?

– Como mucha gente se preguntaba por qué no cantaba los temas de él, ahí, decidí hacer la orquesta. Con mi mamá pensamos que si hay tantos grupos que tomaron sus temas ¿por qué yo no?

– ¿Cómo te recibieron los fanáticos?

– Nos apoyó siempre, la cosa gustó tanto en Uruguay como Argentina, Paraguay, Colombia, Bolivia. Allí, la gente me pregunta cosas de papá, cómo era y cómo componía…

– ¿Qué temas de Los Iracundos son los que no pueden faltar en tus presentaciones?

– Siempre nos piden Puerto Montt, Venite volando, Chiquilina…

– ¿Cómo te encontraste con las composiciones que dejó sin editar?

– Las había grabado en formato casette, en un estudio que teníamos en casa. Nosotros las remodelamos, las actualizamos y las llevamos al disco y en San Juan vamos a cantar dos de ellas: Tu amor es un volcán y No va más, que iban a ser un álbum que no llegó a grabar.

– ¿A tu papá le hubiese gustado verte arriba de un escenario, cantando sus temas?

– Si, pienso que él debe estar orgulloso de que haga su música. Yo hice otro género con temas de mi autoría, pero creo que a él le gusta que siga su posta.

– ¿De chico lo acompañabas en las giras?

– Yo soy músico desde los 6 años y acompañé gran parte de la carrera de papá, él me llevaba en sus viajes y también a sus grabaciones, a mí me encantaba, estaba en mi salsa; yo sabía que lo mío era la música

– ¿Cuál fue el secreto de su éxito?

– Siempre digo que a mi padre no le llego ni a los talones, él se conectaba con la gente de una manera muy especial, sabía transmitir a través de las canciones y llegar al corazón de la gente.

– ¿Recordás algunos de sus consejos?

– Me decía que me dedicara a la música porque era muy bueno en eso.

– Con tu hija Mercedes estudiando veterinaria, ¿la herencia iracunda puede terminar en vos?

– Hasta ahora sí, pero todavía puedo ser papá otra vez (risas)