Reconocido en América y Europa como uno de los referentes más importantes del teatro latinoamericano, Artístides Vargas pasó por San Juan en el marco del Festival Internacional Teatro Arriba, con su obra Instrucciones para abrazar el aire, escrita y protagonizada por él, junto a su compañera de toda la vida, Charo Francés. Sentado en la sala vacía del Teatro Municipal, momentos antes de salir a escena, el autor Donde el viento hace buñuelos y otras tantas piezas teatrales, recibe a DIARIO DE CUYO. Tiene un hablar pausado, reflexivo, con un acento casi neutro, pero que guarda su origen mendocino, su obligado exilio en Ecuador (a los 20 años, perseguido por la Triple A), su esposa española. "El idioma es un territorio, como una patria’, dice el dramaturgo que aún sigue radicado en Ecuador, aunque pasa mucho tiempo en Argentina, al que considera su país.

Cofundador de Malayerba, el grupo con el que trascendió las fronteras suramericanas, Vargas habla de su vida, el compromiso de su teatro y la búsqueda hacia la reconciliación interior, y con la sociedad.

-¿Cómo ve al teatro argentino?

-Es muy difícil determinar o conceptualizar el teatro argentino, se tendría hablar de los teatros argentinos, hay muchas teatralidades y me parece importante que sea así, que no exista un sólo teatro argentino. Lo mismo es aplicable a Latinoamérica, hay tantos teatros como creadores que hay en América Latina

¿Y el cuyano?

-A mí me parece muy bueno lo que está pasando, especialmente con el apoyo de algunas instituciones como el INT; es lo que a la larga hace que esta profesión crezca y se solidifique y alcance una cuota de calidad no vista anteriormente. Yo creo que es un buen momento para el teatro, hay muchos grupos jóvenes, aunque eso no es decir mucho. Creo que una política teatral acertada puede enriquecer el panorama, el teatro cuyano goza de buena salud.

-¿Qué conoce del teatro sanjuanino?

-Hace mucho tiempo que no venía, conocí a Rosita Yunes y Rubén González Mayo que hicieron algunas obras mías, y he venido a ver algún ensayo de ellos.

¿El teatro local busca llegar a Buenos Aires?¿le hace falta?

-Lo que hace falta es hablar de sí mismos. Durante mucho tiempo este fue un país no federal, que buscaba la aprobación de Buenos Aires. Creo que ahora el teatro lo puedes hacer en cualquier lado.

Buenos Aires no es sinónimo de éxito.

-No, no, para nada. Tienes que tener éxito en tu comunidad, y eso es suficiente, lo otro es por añadidura, eventualmente puedes hacer funciones en tal o cual lugar. Sino deberías decir que Buenos Aires te queda corto, que tenés que ir a París, pero ese es un concepto del siglo pasado, que tenías que triunfar en grandes metrópolis para justificar tu existencia como artista, y no, no necesitas legitimarte más que en la comunidad que trabajas.

Malayerba tuvo mucha aceptación internacional.

-Sí, pero eso fue por añadidura, Malayerba siempre tuvo la idea de trabajar en el lugar donde se genera el grupo, y modificar al espectador inmediato. Mientras más particular seas, más universal te vas a volver.

¿Qué es para usted una experiencia teatral exitosa?

-En que puedas conmover a una persona con lo que haces. Que una persona se sienta tocada. Cuando uno de los miles de espectadores se siente tocado, eso ya justifica tu trabajo. Eso para mí, en ese sentido no existe éxito ni fracaso, en el sentido común que se emplean las palabras, existe el compartir con otro, y es donde se produce la intensidad teatral.

¿Qué significa que tantos elencos elijan representar sus obras?

-Yo comparto el material, una vez que uno escribe la obra deja de ser de uno, y es de quién la hace, y estoy seguro que las han hecho de un montón de maneras que quizás no se me hubiera ocurrido. La fuerza del teatro consiste en esa transgresión de las propiedades privadas, para encontrar las propiedades privadas colectivas

-En sus obras aborda la temática de la dictadura y su exilio, ¿han servido como sanación?

Lo está siendo, todo el tiempo, giro sobre los mismos ejes temáticos, no solo por disciplina artística, sino por un proceso curatorio en mi vida. No lo dejaré de hacer, aunque quisiera a veces trabajar otros temas, y creo que lo voy a hacer; pero disfruto mucho con lo que hago.Por ahí ciertos argentinos tenemos el complejo de no hablar de eso (de la Dictadura) como si eso no fuera artístico, como si fuera político y eso descalifica. Las obras de Shakespeare tienen la grandeza de ser altamente políticas; no sé por qué podemos hablar de un inglés del siglo XV y no podemos hablar de lo que nos pasó a nosotros.

¿Cree que encontrará paz?

-Yo soy bastante escéptico, pero hay ciertos días que me nace un optimismo y pienso que sí, que será una gran reconciliación, lo pienso, pero no lo sé. Tampoco es un dolor estancado, es algo que se mueve, cambia, toma otros rumbos. Esta gira ha mejorado mucho mi relación con Argentina, poco a poco me voy acercando. A partir del contacto con los grupos que están haciendo mis obras, ha habido una devolución, en el sentido de hacerme sentir que soy un autor argentino, a pesar de que algunos dicen, no es un autor medio raro, con obras sin referencia. Soy un autor del exilio, pero del exilio argentino.

-¿Dónde siente que está su hogar?

-Yo siento a Argentina como mi país, fundamentalmente porque toda mi familia es argentina. Yo me siento argentino, y todo lo que escribo es a partir de la Argentina, y de Cuyo.