Mientras recorre el país al ritmo de su Caravana Mágica, su segundo disco como solista, con fuertes influencias latinoamericanas, Gustavo Cordera se prepara para volver a San Juan, después de seis años sin pisar este suelo y por primera vez sin la Bersuit. Embarcado en este nuevo proyecto (ver aparte), el cantautor admite estar sorprendido por la respuesta que tiene hoy y que esperaba tener recién en 4 años. Desde su casa en Uruguay, en una charla en exclusiva para DIARIO DE CUYO, el Pelado repasó las causas que provocaron la separación, después de 20 años, de una de las bandas más emblemáticas del rock nacional. Aseguró que quedó atrás el dolor por la separación en 2009 de sus ex compañeros de ruta y que ahora vive una nueva etapa.
-¿Que pasó con la Bersuit?
-Cada uno va a tener una forma de leer las cosas y es respetable. Yo no voy a convencer a nadie de nada. Era un proyecto en decadencia. Un ciclo en su fase final, artísticamente lo podés comprobar. El último disco no tenía la calidad de los discos anteriores, ni la presencia ni la conexión. Había un desgaste de los últimos 21 años, mirás las caras, las fotos, y te das cuenta que es un ciclo vital como todas las cosas que ocurren en la naturaleza, tiene su nacimiento, su crecimiento, esplendor y decadencia. Minutos antes de la muerte, como hacen los boxeadores inteligentes que se retiran antes de que los humillen arriba de un escenario o de un cuadrilátero, necesitábamos parar, detenernos. Juancito y Albertito tenían su proyecto solista antes que el mío. Me dijeron "¿por qué no te haces un disco solista?". Había una insistencia grande, porque yo venía dos años antes diciendo que hacía falta refundar la banda. Lo dije después del River en 2007 (NdeR: cuando en el Monumental festejaron las dos décadas antes 60 mil personas).
-¿Y qué pasó entonces?
-Había mucha resistencia en la banda porque había convocatoria, había dinero, y era un trabajo. Y cuando ocurre eso y caes en esa trampa no vez la pintura, no tomás distancia de lo que está ocurriendo.
-¿No funcionaban más juntos?
-No, no, porque no estaba la valentía de emprender un viaje nuevo y bueno, empecé a hacerlo solo, no porque me gustara hacerlo solo, sino porque tenía que hacerlo. Después que di el primer paso, esto trajo muchas sospechas, muchas cosas acumuladas por un montón de años. Pasa lo que pasa en las relaciones de pareja.
-¿Fue difícil esa separación de bienes?
-Claro, empiezan esas cosas. Fue muy doloroso, pero ya dejamos atrás eso. Vendimos nuestro templo, El Cielito, que era nuestra casa, nuestro estudio, todo. Y eso fue lo más saludable, por lo menos para mí. Volví a tener ganas de hacer música, volví a tener ganas de crear, la vida me ha dado una segunda oportunidad y la estoy viviendo con una alegría enorme. Porque cuando terminó la Bersuit yo pensaba que estaba muerto. Sentía que no tenía más posibilidades, había algo que me tiraba para abajo, que me producía mucho dolor, pero también a la vez mucha confianza y una fuerza enorme para salir adelante. Y acá estoy.
-¿Cómo viste la vuelta de la Bersuit sin vos?
– El silencio para mí es más importante que cualquier cosa que pueda llegar a decir. Que cada uno vea lo que le pasa y siente cuando ve eso. A mí lo que me pasó es que no vi absolutamente nada nuevo.
-La Bersuit no es la Bersuit sin Gustavo Cordera…
-Por supuesto que no. La Bersuit sin su cantante es una mala copia.

