Es un dos por uno, pero de los buenos. En esta temporada de Fundación Protea, San Juan disfrutará de la obra de Pepe Cibrián Campoy por partida doble. Primero, este fin de semana, con la presentación de Excalibur, el nuevo musical que lleva su firma junto con la de Ángel Mahler; y en septiembre llegará Marica, el unipersonal con el que el director regresó este año a la actuación.

En medio de su vorágine creativa -ahora escribe una obra basada en Juana La Loca- ‘Pepito’ hizo un alto para charlar con DIARIO DE CUYO. Los detalles de las dos obras que verán los sanjuaninos, su emoción por volver actuar, la satisfacción por Excalibur, su orgullo como ciudadano y hasta los altos costos que enfrentan las compañías que salen de gira; todo forma parte del universo Cibrián.

-¿Cómo surge la idea de hacer Excalibur?

-Estábamos viendo en YouTube cosas de magia y yo dije, qué lindo, pensé en Merlín y a Ángel le gustó hacerlo. Excalibur es un delicioso espectáculo para todo el mundo. Muy agradable, distinto a los otros. La gente tendrá un rato muy feliz. La leyenda de Merlín es tan ecléctica, a mí se me ocurrió un mago con humor, no viejito, sino con cierto atractivo surrealista. La espada simboliza lo que jóvenes y grandes tienen que hacer, romperse el alma para conseguir sus cosas, que no son gratis.

-¿Modificaron algo en la obra que sale de gira?

-Tiene un decorado que se hizo especial para la gira, hay un efecto preciosísimo que no te voy a contar… Igual salir de gira hoy en día es un gran riesgo, ni unipersonal se podrá llevar dentro de poco. Antes teníamos un elenco de 50 personas, ahora no se puede y la entrada no la podemos cobrar tan alta.

-¿Cómo es Juan Rodó en el rol de Merlín?

-Y sabemos quién es Juan Rodó (NdR, el actor y cantante que saltó a la fama con Drácula) . Además en este caso ¡Juan Rodó habla! Es un Merlín muy gracioso, muy tierno y Juan le ha dado un poquito más de delirio.

-¿Cómo fue el proceso creativo de Excalibur, junto a Mahler?

-La obra habla de pérdidas y él ha vivido la perdida de sus padres hace dos años seguidos, uno detrás del otro, y para Ángel mucho de estos textos, que también escribí en homenaje a ellos, a él le pegaron fuerte. Siempre el proceso con Ángel es cómodo, fácil, gentil, porque me entiende, entiende los textos y a eso le pone música.

-¿En que momento, en medio de los musicales, aparece Marica y el homenaje a García Lorca?

-Yo soy básicamente autor, en los musicales, las letras pierden un poco de importancia. Yo desee volver a mis raíces, primero con Excalibur, después con Marica, que la escribí hace cuatro años, un poco para mí. Tuve la oportunidad de usarlo como ciudadano a través de mi discurso en el Senado por la ley de matrimonio igualitario. Parece que impactó un tanto desde la fuerza hasta el humor, porque hay hasta ringtones. Es graciosísimo, no me molesta. Este año surgió la oportunidad de presentarla al público y fueron tres meses llenos de satisfacciones, siempre a sala llenísima. Aclaro, que no es una apología de la sexualidad de nadie. Marica es una metáfora, implica todo aquel que por pensar distinto lo sacrificaron.

-¿Cómo recibe el público la obra?

-Lo que más me impresiona del público cuando ve la obra son los silencios, no es extensa, dura una hora y cuarto, pero es densa, fuerte, maravillosa y es brutal escuchar el silencio, ¡por Dios! No tose nadie, no se mueve nadie… Además de mi actuación, que les impacta, porque me desconocen como actor, les enloquece el texto, porque es muy bello. Yo dejo la vida literalmente, pero como yo estoy entrenado físicamente y vocalmente, aguanto esa hora y cuarto que es como correr sin parar por Palermo.

-Y mentalmente, ¿cómo queda?

– Es lo que más me angustia. Eso sí es fuerte. Muy fuerte, me pega, no en el momento, al día siguiente. ¿Qué hago? Hago más ejercicio porque la actividad genera endorfinas, adrenalina y te despierta, hago bicicleta, 80 mil abdominales, antes de cada función también, pero no me canso. Soy feliz con estar vivo, soy feliz de ir a San Juan. Sólo me asusta un poco paso del tiempo, porque se me pasa muy rápido. Tengo 64 años ¿cuántos más me dará la vida de lucidez? Espero que muchos. Mientras, sigo como si tuviese 18. No me las creo nada, y sé que soy quien soy, no soy tonto. Una persona emblemática en mi género y como ciudadano. Podrá gustarte o no mi teatro, o mis ideas, pero soy un hombre respetado en general.