La propuesta es tentadora: una clásica comedia de Woody Allen y además interpretada por dos grandes actrices como Soledad Silveyra y María Valenzuela. Se trata de Humores que mata,-que también integran Gonzalo Urtizberea, Edgardo Moreira y Juana Schindler- que subirá a escena en el Teatro Sarmiento el domingo, como parte de la programación de Fundación Protea.

La obra estuvo en cartelera en Mar del Plata durante el verano con Betiana Blum en el elenco, lugar que después ocupó María Valenzuela, y ahora acompaña en gira por el país.

‘Mariquita’, como se la conoce en el ambiente a la actriz de gran trayectoria en teatro y memorables personajes televisivos, algunos de los cuales le valieron dos premios Martín Fierro- Primicias y Campeones de la vida-; y aunque viene de un año intenso siendo parte del elenco de Dulce Amor, interpretando a la madre de Victoria Bandi, curiosamente la Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentina (APTRA) la dejó fuera de las nominaciones este año.

-¿Cómo es actuar una obra de Woody Allen?

-Para un actor hacer Woody Allen es un desafío, y es algo muy placentero. La comedia, si te pones a analizar el fondo, la comedia es dramática, pero Woody Allen con ese humor sarcástico, irónico, hasta bizarro, hace que todo pase por el humor. Un tema que es el de las infidelidades, las mentiras, las traiciones, es lo que pasa con estos dos matrimonios y una tercera en discordia. Lo que tiene esta obra es que estás en la raya mas fina de la caricatura, si no la haces con la mayor verdad posible, puede terminar siendo una caricatura la obra y los personajes, y eso es lo que no pasa.

-¿Cómo es tu personaje?

-Se llama Carol, es una mujer frívola, hueca, ambiciosa, que es íntima amiga del personaje de Soledad Silveyra, y en una charla empiezan a deschavarse traiciones y mentiras. Desde que comienza hasta que termina la comedia, la gente no para de reírse. La gira va bien, estamos ansiosos por ir a ciudades como Mendoza y San Juan.

-¿Qué tal la convivencia con el elenco?

-Eh… yo soy una profesional arriba del escenario, a rajatabla, y después lo que pase abajo es una cuestión interna y privada de los compañeros.

-Entonces hay algún cortocircuito...

-No más palabras.

-Con una trayectoria como la tuya, ¿cómo aporta a tu carrera una tira como Dulce amor?

-Para los que me conocen de toda la vida, que este año cumplo 50 años en la profesión, es la alegría que haya vuelto a la televisión después de tres o cuatro años y lo que aporta a mi carrera, es que la gente más joven, que tiene 14 y 15 me han podido conocer, de hecho tengo fanáticos de la novela que me hablan en Twitter, y tienen 12, 13, y 14.

-¿Cómo compusiste a Elena Bandi?

-Yo venía de un momento muy difícil, porque estábamos sufriendo la desaparición de Pichuqui, el papá de los chicos (NdR. su ex marido, el periodista Pichuqui Mendizabal falleció en enero de 2012), estaba grabando, fue fuerte, porque además soy autoexigente en cumplir con el trabajo, fue una presión muy grande y un desgaste absolutamente terrible del que no me he podido recuperar porque no he parado de trabajar. Aunque en cierto modo despejaba mucho mi cabeza, además el hecho de poder generar el dinero para mantener la casa y a los chicos. A Elena Bandi, lo fui construyendo en la medida que lo iba haciendo, he tenido compañeros maravillosos en los que me apoyé, como Carina Zampini y Jorge Sassi. Siempre digo que los dos pilares de Elena Bandi fueron Victoria y su adorado mayordomo.

-¿El éxito de la tira fueron los condimentos de la novela tradicional?

-Sin llegar a ser una novela costumbrista como son las de Pol Ka, Dulce amor fue un teleteatro, salvando las distancias, como las novelas de Alberto Migré… con los ricos, los pobres, desamores. Fue una novela con mucha luz, más allá de la problemática de la historia. No fue una novela oscura y contó historias para todas las generaciones, por eso la familia se sentó frente al televisor. Y por eso Dulce amor no fue un éxito, fue un suceso.

-¿Qué opinás sobre no estar nominada a los Martín Fierro?

-Los periodistas de APTRA se contradicen con el voto popular. Quizás me extraña mucho más que no esté nominado Jorge Sassi a que no esté nominada yo, ¿se entiende? Fue un personaje muy fuerte, un actor que dejó huella y que hizo un trabajo espléndido. Entonces, entiendo que los demás laburos que están ternados deben haber sido superiores a mi laburo, según los periodistas de APTRA, que por otro lado se contradice con la opinión pública.

-La política parece haber atravesado la farándula, como que tienen que estar de un lado o del otro, ¿cómo lo ves?

-Creo que está todo mucho más abierto, mucho más en carne, la presión para que estés de un lado de un poder o del otro, existe, depende de cada uno. Yo soy una persona nunca me he metido demasiado en la política, una vez estuve con Macri como diputada suplente, pero fue casi simbólico. Pero, no me interesa mezclar la política con lo que hago, siempre he trabajado de lo que sé hacer: No tengo que tomar partido, no tengo que asociarme a ningún poder para seguir trabajando de lo que hago; a lo largo de 50 años no me ha ido mal y no tengo porque asociarme a ningún poder. El verdadero reconocimiento, lo más auténtico lo recibo del público, para ellos trabajo.