Pocos y nadie sabían de ella fuera del circuito mediático nacional. Sin embargo, bastó que "el mago" la tocara con su varita para que su nombre se extendiera muchísimo más allá de la marquesina de su peluquería en Recoleta, y del teatro en la calle Corrientes. Eso sí, Marcelo Tinelli podía tirarse a la pileta sin temor a partirse la cabeza. Ahí adonde había puesto el ojo, y la bala, había potencial, o mejor dicho, pasado y presente, porque Lizy Tagliani ya venía haciendo de las suyas. Chaqueña de nacimiento y erigida como una revelación en el medio, hace gala de su corrosivo humor desde la pantalla de ShowMatch (donde reemplazó a Mariana Antoniale) con una consigna tan clara como exitosa: el humor empieza por casa. Lejos de las poses y transitando un presente que ni se imaginó, Lizy (nombre de la peluquera de su abuela, quien la llamaba así cuando jugaban a la peluquería) dialogó con DIARIO DE CUYO.

– Estás en un momento de gran exposición…

– Es un momento muy lindo. Hace 3 meses empecé a hacer teatro en la calle Corrientes, antes hacía en boliches shows y monólogos, muy ácidos, porque tengo un humor muy ácido y sobre todo autorreferencial. De repente me veo en el teatro, en la radio con Viviana Canosa, con Santiago del Moro y en la pista de ShowMatch… ¡Pensá que yo soy peluquera! Lo que pasa es que todo lo que ustedes ven, siempre lo hice con mis clientas mientras esperaban el color… El humor es lo que me termina llevando adonde estoy…

– ¿Dónde te conoció Tinelli?

– En la pista. Fui a ver a Lourdes Sánchez, que antes bailó con Jorge Ibáñez, que era gran amigo mío. Esa noche él me involucró, no sé por qué, si porque lo intuyó… Luego me llamaron a La cocina del show y volví a ShowMatch. Un día se produce un reemplazo y me convocan ¡nunca me lo esperé!

– ¿Y cómo te sentís?

– Muy bien, me da mucha felicidad. Yo siempre fui reconocida… ¡por travesti y por un montón de cosas! y que todo eso se haya metabolizado en energía buena, es maravilloso. Yo estoy muy agradecida.

– ¿Sentís que Cris Miró en su tiempo, y Flor de la V luego, te abrieron camino?

– Creo que me abrí las puertas yo sola. No creo en las regalías de nadie. Sí creo que han sido grandes referentes y que han abierto puertas que tienen que ver con una apertura mental de nosotros como ciudadanos y personas, de poder ver sus capacidades artísticas más allá de su condición sexual. Pero no tengo ídolos, nunca quise ser Susana ni Moria, ni me siento tocada por la varita -¡bueno, justo la varita! (risas)- de Flor ni de Cris. Yo revertí mi situación, no me quedé escondida en mi casa con un trajecito de hombre fingiendo que tenía una novia. Ni tampoco peinándole la peluca a las estrellas…

– ¿Es el mejor momento de tu vida?

– Toda mi vida fue un mejor momento, no me queda otra, es la única vida que tengo. Como no sé qué hay del otro lado, el mejor momento es cada momento…

– Dos cosas sobresalen en vos, una, que no renegás de tu pasado…

– No, me encanta, porque soy gracias a mi pasado. Soy mi casa de Adrogué, donde está Lusito, mi colegio, mis compañeros, mis partidos de fútbol, mi historia. Yo soy todo eso. ¿Y la otra?

– Tu gran sentido del humor…

– Tengo un humor muy particular desde que me levanto. No soy un personaje. Yo me subo a un tren y así como te hablo sin parar a vos, me pongo a hablar con la de al lado. Y como no soy comediante, no soy actor ni payaso, entonces no tengo esa historia de que cuando se apagan las cámaras soy otra cosa. Pero por eso también el riesgo de que esto se pinche en dos meses, porque cuando se aburran de escuchar que nací en Adorgué, que tengo los pies grandes, que mi papá es carnicero, que mi mamá es mucama, que me ponía una pollerita escocesa a los 7, que me quería llamar Carla Marina Marconi, que prefería jugar al elástico en vez de al fútbol… no sé que pueda pasar.

– Reinventarse…

– Ojalá. De hecho el Bailando ha sido un poco eso. Me asombra ver lo que puedo hacer con mi cuerpo, creía que estaba destinado a hacer sólo algunas cosas (risas). Ojalá que vaya encontrando más para darle a la gente, porque me ha dado tanto cariño ¿Y sabés lo que me gusta? Cuando me dicen que estoy linda, graciosa, porque es un mimo al alma. Vengo de pensar que soy horrible… cuando era chiquita hasta pensaba que era única en mi especie…

El concepto de belleza es subjetivo…

– Cierto, un día estuve con un grupo de alemanas y rusitas que eran divinas y me decían que yo era bella. ¡Claro! Entre tanta rubia ojos celestes y cuerpos perfectos, yo con esta boca -que la tengo así porque me mordió un perro, no porque me haya hecho nada- me veían bellísima!

– ¿Y qué planes tenés?

– Estoy analizando, porque lo próximo que haga lo quiero hacer bien y quiero que me de satisfacción. Para ganar plata tengo la peluquería. No soy una fracasada o una reprimida que quería ser actriz y no había encontrado el lugar. Imaginate que no me hice maricón, me hice "trava’ y tuve todo el apoyo de mis padres, que me dieron todo y toda la libertad. Si les hubiera dicho que quería ser actriz ¡en este momento estoy haciendo una película con Angelina Jolie!

Si esto sigue ¿largarías la peluquería?

– Jamás, porque es mi oficio, es la herramienta que tengo para poder comprar un kilo de pan cuando tenga 70 años y la jubilación no me alcance…

– Desde acá ¿Cómo ves al chiquito de 7 que se disfrazaba a escondidas? ¿Y qué ves a futuro?

– Siempre fui la misma niña. Creo que esa niña maduró para saber lo que quiere, pero sigue jugando. Mi objetivo no es ser famoso ni estrella, es vivir la vida intensamente. Y a futuro no sé, pero si tengo que quedarme en la peluquería, me quedaré feliz. La vida ha sido muy generosa conmigo. El problema con la vida es cuando te frenás, cuando vos no dejás que fluya, ahí empiezan los obstáculos.