"¡Qué linda tonada tienen ustedes!. ¡Nosotros con las eses y ustedes arrastraditos!". Así comenzó la entrevista con DIARIO DE CUYO un Dady Brieva auténtico y mucho más relajado que en otros tiempos, quien el 13 de agosto volverá a hacer pie en San Juan como parte de Midachi, con el espectáculo "De Película" (ver aparte). Lejos de la TV por elección, hoy prefiere embarcarse en una frenética gira que lo tendrá en las rutas hasta el 27 de octubre junto al trío que forma desde hace 26 años con Miguel Del Sel y el Chino Volpato.

Así y todo, Rubén Enrique Brieva se las arregla para repartirse entre sus compromisos y sus hijos Franco (de 16) y Bruno (de 20) -fruto de su matrimonio con Guadalupe Duarte, de quien se separó luego de casi 30 años-. Y hasta se da maña para disfrutar del amor, junto a Mariela Anchipi, una bailarina 21 años menor que él, ex coach de Bailando por un sueño.

– ¿Cómo hacés para dividirte entre tu trabajo y tu familia?

– Hago lo que puedo. Pero me gusta eso. Soy guerrero y cuando no siento el ruido de los cañonazos me entristezco.

– ¿Te acordás de tu última vez en San Juan?

– Sí. Me acuerdo que la otra vez (NdR: el 26 de octubre de 2008 en el Teatro Sarmiento), Miguel le mandó un saludo al gobernador Gioja y le chupó las medias. Yo le dije: "acordáte que también era amigo nuestro Escobar". A lo que él me contestó: "En realidad, los cómicos nunca fuimos muy coherentes políticamente hablando". Lo cual significa que no le tienen que creer a ningún cómico que sube a la palestra de la política.

– Es mejor subir a los escenarios…

– El día que seamos conscientes que cada uno cumple una función social y militante en los pueblos, ese día, vamos a ser todos más felices. Pero cuando los artistas se quieren meter a militantes y los jugadores de fútbol quieren meterse a empresarios; ahí se cag… todo.

– Hablando de política. ¿Qué te parecieron las caracterizaciones en Gran Cuñado?

– El de políticos me gustó y el de famosos está bastante bueno. No hay que pedirle a Tinelli que te dé lo de Canal(á) ni al National Geographic que te entretengan como Tinelli, por suerte hay de los dos.

– ¿Te convocaron para el certamen de comedias musicales de Showmatch?

– Yo quiero evitar la tele de aquí hasta que me muera.

– ¿Sufriste el tironeo entre Tinelli y Susana?

– Me voy con el que más me convenga o el que mejor me pague. Soy más amigo de Susana pero también estuve con Tinelli. No hay muchos códigos en la tele.

– ¿Vas a estar en algún sketch con Susana?.

– No. Ella me quiere mucho, somos amigos; hemos pasado Navidad y Año Nuevo juntos, estamos muy cerca. Pero cuando invita mucha gente a su casa no voy, se lo dije muy claro: "loca, yo quiero estar con vos, cuando quiera hacer sociales voy a otro lado".

– Una relación muy sincera…

– Porque es más fácil. Es como cuando salís con un mina y le decís que sos casado, a partir de ahí no tenés que andar inventando bolud…; no lo hago de bueno sino porque me ahorra trabajo.

– ¿Esa sinceridad influyó en tu negativa rotunda a la tele?

– Es que no me copa. En su carrera, uno primero va por el reconocimiento, después va por la guita, después por el poder y después terminas por ir por lo que te gusta.

– ¿En cuál estás ahora?

– Creo que, ahora, estoy tratando de ser feliz y no le encuentro la felicidad a la televisión. Por suerte, tampoco tengo que recibir una guita para pagar el alquiler de la casa.

– Podés darte el lujo de elegir…

– Cuando era empleado público también tuve mi independencia y en un momento dado, donde no era tan fácil, me fui a la mier…

– Frente al espejo. ¿Cómo te ves?

– Gordo. De la cantidad de cosas superficiales y banales que tengo es que me preocupo mucho por el físico, soy bastante obsesivo al punto de la enfermedad.

– ¿Y a nivel corazón?

– Estoy muy bien, dándole bola a lo que no le di bola durante mucho tiempo que es lo afectivo. No se puede comer tallarines y estar flaco a la vez. Cuando tratás de jugar en primera línea, tenés que abandonar todo lo otro..