Hace 25 años, Miguel Mateos hacía historia. Con los mejores temas de sus tres producciones anteriores -Zas, Huevos y Tengo que parar- tocados en el Teatro Coliseo, editó Rockas vivas, que presentó en un Luna Park atestado. Con hits como Perdiendo el control, Tirá para arriba y Un poco de satisfacción, entre otros; sacudió estructuras y se convirtió en el disco grabado en vivo más vendido del rock nacional. Después vinieron un par de discos más con otros "temazos", la separación del combo y la carrera solista, también con éxitos. Pero ningún mortal que hoy ronde los 40 podrá arrancar de su propia historia aquellas canciones que hicieron furor en épocas de incipiente democracia, australes, pulóveres punto inglés, caramelos Frutifru y jeans By Deep. Rockas vivas es, rotundamente, un clásico. De eso habló Miguel Mateos con DIARIO DE CUYO, antes de llegar a celebrarlo con sus fans sanjuaninos, el próximo viernes.
– Se señala a Rockas Vivas como la "banda sonora" de un capítulo de la historia argentina ¿Lo sentís así?
– Sí, pero creo que también es un disco que trasciende la coyuntura. Es un registro que tiene prácticamente la edad de la democracia y ha perdurado en el tiempo…
– ¿Qué lo llevó a la cima?
– Muchos factores, pero primero creo que musicalmente es un gran disco, tiene grandes canciones…
– Pero que ya estaban dando vueltas y recién allí explotaron ¿Por qué?
– Sí, Rockas es un resumen de los tres primeros discos de Zas, que habían pasado casi desapercibidos, más algunas canciones nuevas como Perdiendo el control. Fue una reunión de clásicos… Social y culturalmente también era un momento importante… Y creo que tuvo que ver con que era un disco en vivo, con la participación de la gente, algo que hasta entonces no se hacía. De hecho me tildaron de demagogo por interactuar tanto con el público cuando lo común era que el artista estuviera en un pedestal… Pero fue catalogado como el mejor disco en vivo en la historia del rock, no dicho por mí… Ahora, la mística, el misterio del por qué, no lo podés descubrir…
– Vendió una barbaridad… ¿te hiciste millonario?
– ¡En cariño! (risas) Era una época de ingenuidad para los músicos… las compañías se abusaban… Aunque te parezca mentira, todavía no cobro regalías de eso… No obstante, Rockas me dio un lugar en el rock nacional e internacional. Pero no todo fue una cuna de rosas.
– La remaron y cuando alcanzaron el éxito ¡se separaron!
– Soy de acuario, siempre me he parado en puntillas frente al abismo, no soporto la monotonía ni la rutina y estoy predispuesto a los cambios. La vida es una constante mutación, no me gusta repetirme.
– En el Luna Park del "85 ¿Sentías que ibas a tener larga vida?
– No sé… lo que veo es que el tiempo le ha dado una suerte de buen añejamiento y de vigencia a las metáforas que hay en esas canciones… Y en cuanto a mí, me siento mejor que hace 25 años, ¡sin dudas!, por la madurez, por la experiencia, porque incluso puedo disfrutar más…
– ¿En su momento no pudiste?
– No al máximo, porque fue un vértigo tremendo… Hoy lo tengo como un flash ¿Viste? Pero sí disfruto a pleno el Luna Park de este año y de toda la gira. Pararme arriba del escenario y ver toda esa gente, en todo el país… es maravilloso.
– ¿Hay una tendencia ochentosa? Soda se juntó, Los enanitos verdes vuelven a girar en el país, se reúne Git… Y la gente ahí.
– Creo que tal vez el panorama actual no le da a una determinada generación el contenido que necesita, entonces va a buscarlo en los "80. Pero también creo que si eso no se proyecta hacia adelante, no sirve. Yo no hice un regreso de Zas, hago un bloque dentro de un show, importante, de gran impacto, pero no es todo. Junto a las dos bandas, y también toco mi carrera solista, cosas nuevas…
– Está claro, no vuelve Zas ¿Nunca te tentó la idea?
– No, para nada.
– Cero nostalgia…
– Un poco de nostalgia sí, pero no me regodeo en el pasado. Soy un artista que trata de evolucionar todo el tiempo. Podría haberla hecho más fácil, quedarme en lo que fui… pero me hubiera traicionado.

