El desnudo frente a la corrección moral, la vida hedonista y la provocación se reflejan en Playboy y la figura de Hugh Hefner, ícono del sexo y la controversia en EEUU, que falleció el miércoles a los 91 años, tras una vida dedicada al placer y también a la lucha por las libertades, incluida la del sexo.

 

"Gracias por hacer del mundo un lugar mejor, más libre y sexy. Fuiste un señor encantador, elegante, caballeroso y muy divertido", escribió en Instagram Pamela Anderson, la mujer que más veces apareció en la portada de la revista que fundó en 1953 con una mínima inversión reunida por un grupo de amigos, y cuya primera edición incluía una foto desplegable de una casi desconocida Marilyn Monroe desnuda, que logró vender 53 mil ejemplares. Claramente recibió la crítica de sectores feministas y conservadores, pero no lo disuadieron. Recién este año dejó de publicar desnudos. Comenzó a contratar fotógrafos profesionales y también escritores de peso para sus notas. Es que la revista -que en los ’70 llegó a una tirada de 7 millones- no sólo fue un punto clave en la revolución sexual y sinónimo de placeres carnales (hasta el comienzo de su declive en los 80). También fue escenario de inquietudes culturales y sociales. Playboy se convirtió en una referencia literaria con firmas del nivel de John Updike o Tennessee Williams. Hasta Gabriel García Márquez publicó en sus páginas el cuento "El ahogado más hermoso del mundo", y Ray Bradbury compartió su "Fahrenheit 451". Las entrevistas en profundidad fueron otra seña de Playboy, algunas a personajes tan polémicos como Fidel Castro; posición que extendió a "Playboy’s Penthouse" y "Playboy After Dark", espacios televisivos en los que invitaba a personalidades a hablar de política y actualidad.

Tras la crisis del imperio Playboy con la irrupción de internet en el mundo de los contenidos eróticos, Hefner vendió el año pasado su mansión por 100 millones de dólares bajo la condición de poder residir en ella hasta su muerte.