Sitiados por zombis. Atravesar el laberinto del terror fue todo un desafío para chicos y grandes. Gritos, persecuciones y risas fue el común denominador en todos los visitantes. (FOTOS: DANIEL ARIAS)

 

Ruidos extraños por doquier, el aire se volvía más escaso y la oscuridad iba cubriendo todo alrededor. Solo la pequeña luz de una linterna que sostenía el guía, ayudaba a los chicos a mantenerse unidos, porque el mínimo paso en falso que se hiciera, podría ser fatal. Esa adrenalina impregnada en el ambiente fue tan grande, que hasta una madre que acompañó a su hija en el recorrido de Zombilandia, se asustó tanto que demoró algunos minutos para recuperar el aliento en la salida. Entre risas, gritos y persecuciones de los temibles personajes de las películas de terror, el público salió del Centro Conte Grand apabullado pero entretenido, con las ganas de repetir los dos recorridos que ofrecía este paseo temático, en el que se cumplió ayer la última función en la provincia.

 

El Laberinto del Terror hizo asustar y divertir a cientos de sanjuaninos en lo que duró esta gira nacional realizada por la compañía productora de espectáculos de la familia Taconhy (conocida por dirigir el Circo Splash, entre otras atracciones) en la provincia. Desde enero, el show circuló por Media Agua, Caucete, Rawson, Albardón y finalmente en Capital. Cristian López, referente a cargo de la organización del evento, lo llama como "una obra de teatro interactiva", que consiste en dos escenarios diferenciados. El primero es el laberinto propiamente dicho donde hay 10 minutos para que los visitantes se enfrenten a sus peores pesadillas representados por la monja Valak de El Conjuro, el payaso asesino Pennywise, de IT; Jason de Viernes 13; y los personajes siniestro de La Purga. Paralelamente, está la tierra de Zombilandia, una ciudad devastadas por un apocalipsis, invadida por zombis, la meta del juego para los que se animen a entrar, es sobrevivir sin que los muertos vivos los atrapen. Desde el suelo, de las paredes y con la guardia baja, el poder de sugestión del juego resulta atrapante. Incluso para los adolescentes más grandes que por más que se resistían, terminaban corriendo espantados por la motosierra de Jason. La última jornada, calurosa por cierto, culminó en un recuento de graciosas anécdotas que la familia se llevó del lugar y que aún hoy sigue comentando acerca de la "tenebrosa experiencia" del laberinto.