Comenzó cantando a los 11 años, en el aniversario de la Parroquia de San Martín, su departamento natal. Con tesón y esfuerzo, Fátima Garro fue forjando su carrera como artista. Ese esfuerzo da hoy sus primeros frutos, presentando su primer espectáculo propio en el Auditorio Juan Victoria, el domingo 16 de septiembre (a las 20.30, entrada $100). 


Aunque en un par de ocasiones cantó como invitada de la Camerata San Juan en ese mismo escenario, este concierto es debut en la mítica sala, a la que decenas de veces asistió como público. 


"Para mí tocar en el Auditorio es muy importante. Había estado como música invitada, y siempre de público, no había tenido la posibilidad de tocar con un show propio... ¡y estaré tocando una hora! Es algo maravilloso para mí. Espero que la gente me acompañe en este proyecto", contó la intérprete ciega a DIARIO DE CUYO.


"Yo tenía una idea de hacer un show de música latinoamericana, el proyecto pasó por los atriles de varios músicos hasta que nos pusimos a trabajar con el pianista Pablo Bianchi que después convocó a otros músicos, Rody Beatrice, Carlos Veragua y Chelo Laspiur y se formó el grupo", comentó Fátima, que adelantó que su lista incluye temas de Juan Luis Guerra, Rafael Escalona, Hugo Figueroa, Saúl Quiroga y otros popularizados por Mercedes Sosa, como Juana Azurduy y Alfonsina y el mar. "Hay una versión de Alfonsina y el mar, que vamos a hacer que puede generar revuelo", adelanta, entre risas.


Fátima vive con mucha expectativa esta previa del concierto. Desde ponerse al hombro la difusión hasta "ensayar a full". Tanto, que confiesa que ha dejado un poco abandonado el estudio las últimas semanas. Después de mucho esfuerzo logró entrar al Departamento de Música de la UNSJ, donde cursa hace cinco el profesorado de guitarra. Utiliza partituras en Braille, que consigue gracias a la transcripción que hace para ella una persona en Buenos Aires. Trabaja, además, en la Municipalidad de San Martín hace dos años en gestión cultural; y es referente de la ONG nacional Todos hacemos música, "cuyo objetivo es acercar a las personas con y sin discapacidad y que vivan diferentes experiencias con la música", comentó la cantante.


Fátima es casi una militante de la inclusión y a fuerza de aclaraciones y pedido, logró sentirse más cómoda.


"Fue un trabajo de muchos. Cuando empecé los locutores decían 'vamos a presentar a una chica muy especial, un ángel de luz, un ejemplo de superación...' y todos los calificativos posibles, mientras yo estaba parada ahí por cantar y yo no sabía si reírme o llorar. Era súper incómodo, yo no sabía cómo sacarme esa carga. No podía subir libre al escenario, que dijeran 'Fátima Garro' y punto. Después decidí que iba a hablar con los locutores y pedirles que no hicieran mención a mi discapacidad. Y me hicieron caso".


Para esta sanmartiniana, "la discapacidad como una característica más del ser humano, no es una limitación. La limitación es que vayas caminando y te pongan un auto en la vereda; el entorno es la limitación. Nosotros hacemos las cosas pero las hacemos de otra manera. El entorno te pone barreras de movimiento, culturales", aseguró. De todas maneras, dice, nota "un cambio de paradigmas": "Antes me ayudaban a cruzar la calle, me decían '¿sos la cieguita que canta?' y ahora me dicen '¿sos la chica que canta?'. Es como que algo ha cambiado".


Simpática, amable, segura de sí misma, Fátima avanza en su carrera artística -hasta tiene mánager- con convicción, porque asegura que "no podría hacer otra cosa". "La música para mí es una manera de expresarse, historias, sentimientos, estados de ánimos. Es muy necesaria para mí. Mi vida no podría vivirse sin la música", aseguró la cantante que el domingo cumplirá el primero de sus grandes sueños.