Tras la celebración de sus 60 años de trayectoria en el porteño Centro Cultural Kirchner, Néstor Marconi regresará a San Juan este viernes para protagonizar junto a la Orquesta Sinfónica de la UNSJ el homenaje a Carlos Gardel en el 86to. aniversario de la muerte. A sus 80 años, recién cumplidos -el miércoles 15-; el bandoneonista, cuya última actuación en la provincia fue en el Teatro del Bicentenario en 2019, interpretará su obra Tangos Concertantes, en un concierto que contará con la dirección de Jorge Lhez como invitado.


"Mi hijo estuvo hace poco actuó en San Juan y ahí surgió. Cuando me llamaron desde la Sinfónica, ofrecí mi obra Tangos Concertantes. Al enterarme que iba a dirigir Jorge, me encantó porque es amigo y me dirigió en varias oportunidades en distintas ciudades; siempre dirigió creaciones mías. Así es que volveré a San Juan", sostuvo con la sencillez de los grandes maestros en diálogo con DIARIO DE CUYO, quien compone un trío con su hijo Leonardo en piano, y un quinteto.


Nacido en la localidad santafesina de Álvarez, en 1962 y con 20 años, Marconi se sumó a la orquesta de José Basso. De ahí en más, arrancó una profesión que lo llevó a compartir escenario con grandes exponentes de la música porteña como Aníbal Troilo, Ástor Piazzolla, Enrique Mario Francini, Armando Pontier, Héctor y Atilio Stampone, Pedro Laurenz, Leopoldo Federico, Osvaldo Tarantino, Roberto Goyeneche, Floreal Ruiz y otros. 


Como intérprete, compositor, arreglador y director tiene la particularidad de ser uno de los últimos enlaces entre la época de oro del tango y las nuevas generaciones que se acercaron a la música rioplatense desde el '90 hasta la actualidad. En este sentido, fue determinante su trabajo al frente de la Orquesta Escuela Emilio Balcarce, con la que junto a otros músicos de su edad puso a disposición de los jóvenes todo su saber, al igual que en la Juan de Dios Filiberto de Música Argentina y de la Orquesta de Tango de Buenos Aires.


- ¿Cómo fue la evolución del tango desde su explosión hasta la actualidad?


- Agarré una época linda, era muy joven y estaba con José Basso. Pero después vino un impasse, sobrevivió un poco el folclore pero el tango y el bandoneón comenzaron a ser marginados. En Buenos Aires, uno iba con una guitarra o un bandoneón y parecía que era de otro planeta, fue en los tiempos del Club del Clan y toda esa gente. Por suerte, como El Ave Fénix, salió a flote, sobrevivió con una fuerza distinta. Porque, al principio, todo era local, pasaba en Argentina y Buenos Aires principalmente; hasta que salió de los límites del país, se expandió y se hizo internacional.


 - ¿A quién cree que se le debe ese logro? 


- Creo que Gardel sembró su semillita. Pero Ástor hizo mucho, mucho para que esto sucediera, también Pugliese con sus trabajos en Japón. Anteriormente, había estado Francisco Canaro y nada más. Después de eso, una tanda de músicos jóvenes entre los que me incluyo yo, aunque ya no era tan joven, comenzamos a viajar, también estaba Dino Saluzzi, Rodolfo Mederos, Leopoldo Federico. Ya no era Troilo ni Laurenz, era otra forma de tocar.


- ¿De qué manera se fue dando ese cambio?


- La gente de mi generación empezó a escuchar otras músicas, a estudiar de otra forma. Los músicos anteriores eran grandes compositores y arregladores, pero eran más intuitivos; los músicos que tocaban con un grupo no podían tocar con otro. Después, los músicos se empezaron a alimentar de la música clásica, el jazz y otros ritmos, esa libertad dio por resultado una armonía, melodía y ritmo muchos más ricos.


- ¿Cómo es la situación hoy?


- Creo que hay mucha gente capaz, estudiosa y un montón de grandes bandoneonistas de entre 30 y 40 años, pero sucede que sigue siendo más fácil ir a Europa que tocar en Santa Fe, por ejemplo. Ahora, faltan espacios, muy pocos lugares dedicados al tango pudieron sobrevivir a la pandemia en Buenos Aires. Milonga hay, lo que no hay es lugar, como pasaba antes en espacios como Calle 14, El Viejo Almacén, MichelAngelo, La Ventana, donde la gente que tenía una nueva propuesta, tenía su sitio. Ahora, casi se lo tiene que fabricar.


- ¿Cuáles son las ventajas que existen dentro del género?


- Aunque faltan espacios, ahora, los jóvenes tienen la suerte de que pueden viajar más y pueden entrar en organismos como en la Orquesta del Tango de Buenos Aires que dirijo yo, la Orquesta Nacional de Música Argentina Juan de Dios Filiberto y otras orquestas en el interior donde tienen mensualidad y pueden entrar en planta; antes no había otra cosa más que la Orquesta Sinfónica.


- ¿El tango es un fenómeno social que trasciende todos los tiempos?


- La música tiene que ver con los intérpretes, compositores y arregladores, hay gente con mucho talento e ideas y otros que se dedicaron a imitar que no suman nada. Tenemos que ver si podemos hacer que se mueva la difusión. Hay mucho material humano en el tango, pero faltan espacios. Hay que salir del pozo en el que estamos y de la dura situación económica. El tango, es de catálogo, no es de un momento.

- ¿Qué características tiene que lo distingue de otros?


- Es algo distinto a todo lo demás, significa mucho. 


- ¿Qué opina de su fusión con la música electrónica? 


- Tuve la oportunidad de participar invitado por Gotan Proyect en Francia, pero el tango electrónico no es mi gusto. Salvo una guitarra eléctrica, prefiero los instrumentos acústicos. Los instrumentos electrónicos se pueden sumar pero siempre dentro de los acústicos e, incluso, se toca con Sinfónicas, como lo haré en San Juan (risas).


- ¿Sigue siendo una pasión?


- La pasión por el tango es tan grande que abarca a mujeres también, hay violinistas, pianistas, bandoneonistas y flautistas.


- ¿Cómo empezó su amor por el 2x4?


- Fue una cosa de muy chico, a los 9 o 10 años. En ese entonces, yo había empezado a estudiar piano hasta que tomé el bandoneón por un deseo de mi padre y enseguida me atrapó el tango. Y con 80 años sigo en el género, mientras se pueda y "mientras el cuerpo aguante", como decía Luis Sandrini.


- ¿Y el bandoneón qué representa para usted?


- Es mi prolongación o, yo soy una prolongación de él, creo


DATO

El concierto será con la Sinfónica de la UNSJ que también interpretará la obertura Atahualpa Ballet y Danzas Polovtsianas. Será el viernes a las 21.30, en Auditorio Juan Victoria. Ingreso gratis hasta completar cupo