Aquellos juglares que llevaban su arte por los pueblos, cantando o bien narrando historias y fábulas de la realeza o de lo que acontecía en ese tiempo, usando máscaras o trajes extravagantes para la época, son los protagonistas del mural que recibe a los visitantes en el foyer del Teatro Sarmiento, pintado por el fallecido "Polo" Suárez Jofré en 1981. Denominado La alegría de vivir, hoy, la gran obra se encuentra en proceso de restauración a cargo de un equipo de especialistas del Museo de Bellas Artes Franklin Rawson, convocado por la Secretaría de Cultura de la Provincia, en el marco de la puesta en valor del Teatro Sarmiento, como anticipó DIARIO DE CUYO días atrás.

En la actualidad, el trabajo -que ya fue reparado por su autor en 2001- incluye una limpieza en profundidad, la renovación de fragmentos en avanzado estado de deterioro y la posterior colocación de un acrílico transparente de un metro de altura, a lo largo de toda la pintura, para su protección.

Uno de los tres integrantes del grupo, Guillermo Guevara, explicó que se aboca a las refacciones en el centro de la imagen, la consolidación de la pintura en sectores del zócalo donde hubo humedad y el pegamento de partes que se puedan recuperar con el uso de elementos específicos.

"En general, estamos utilizando agua destilada e hisopos de algodón. El trabajo es minucioso y puntilloso, no por paños, porque el objetivo es eliminar todo rastro de tierra, humo y demás factores contaminantes. La pieza también está salpicada con manchas de pintura o barnices que vamos a levantar con acetona diluida en agua o algún otro solvente", describió sobre el sistema de conservación.

Otro de los pasos será el retoque a puro pincel de algunos sectores. "En esa etapa, se hacen unas plantillas para acercarnos a los tonos. Hay toda una zona de marrones, producto de la mezcla de colores; ahí tenemos que ir haciendo pruebas hasta dar con el color más cercano y recién hacer el retinte", señaló Guevara sobre el proceso en el que deberán "compensar" el brillo de la pintura que tuvo con la que se colocará.

En total, la labor para dejar a nuevo el muro demandará unos 15 días, manifestó el especialista que junto a sus compañeros se capacitan desde 2013 con el Grupo Tarea del Instituto de Investigaciones sobre el Patrimonio Cultural (IIPC) de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) que se dedica al mantenimiento de obras de museos de todo el país, con el que restauraron importantes cuadros del Bellas Artes, actualmente en exhibición. 

>> La historia del muro

Realizado con una técnica tradicional pero con una visión a futuro, Luis Suárez Jofré trazó este mural a base de esmalte sintético, una pintura de poca difusión en aquella época donde predominaba el empleo del látex, lo que fue de ayuda para su trascendencia en el tiempo. 

De 7 metros de ancho por 2, 70 metros de altura, estas escenas de juglaría fueron estampadas en la recepción del edificio por Suárez Jofré, a pedido de Juan Mariel Erostarbe, por ese entonces subsecretario de Cultura. 

"Queríamos darle un aspecto de teatro al que fue salón de la Escuela Superior Sarmiento. Siempre lo hablábamos con Luis, porque éramos muy amigos. Como un homenaje hacia la labor teatral y al actor, el mural tiene muchos elementos de ese arte y yo hice un trabajo sobre la filosofía de su dibujo, que lo dejó muy satisfecho y que es utilizado por alumnos de la carrera de Bellas Artes", recordó el también reconocido profesor en Letras.

Durante meses, el artista y el funcionario pensaron juntos las imágenes que quedaron plasmadas en la pared central del hall y que reflejan cuadros del teatro universal y también expresan el "sentido" de la narración, "porque si uno se queda callado, se acabó la historia, se acabó la vida", manifestó Mariel Erostarbe acerca del proyecto que por esa razón el pintor tituló La alegría de vivir. 

Algunos arreglos. Tres secuencias de las refacciones que se llevan a cabo sobre la pieza que recibe a los espectadores en el foyer de la sala.

* Fotos Maxi Huyema