Es de Rosario, padre de Lorenzo (de 10 años) y Aurora (6) y su encuentro cercano con la actuación fue cuando cursaba el secundario, a los 16 años. Hoy, a los 50, con toda una vida atravesada por el arte, para Luis Machín su labor en escena va más allá de una cuestión pasional, como dijo a DIARIO DE CUYO antes de pisar suelo sanjuanino con el unipersonal El mar de noche este domingo, a beneficio de la continuidad de la edificación de la sala de la Cooperativa Teatro de Arte de San Juan, previa charla mañana (ver aparte).



- ¿Cómo surgió la iniciativa?


- Queríamos salir a mostrar lo que hacemos y se dio la oportunidad de combinarlo con esta causa. Así es que haremos la última función del año en San Juan por lo que implica: la construcción de una sala. Seguramente haremos una visita a la construcción.


- ¿Había colaborado en proyectos similares?


- Sí. Hubo oportunidad de sobra, aunque nunca sobran los gestos nobles y siempre vienen bien. Y, de parte de los organizadores, ellos tuvieron la generosidad de ofrecernos que sea posible este viaje en épocas difíciles como las que estamos atravesando.

- Y para el espectador la fortuna de ver una producción que ha cosechado elogios y premios... 


- ¡Me ha dado tantas satisfacciones! La idea que se muestre en el interior siempre es bueno porque yo vengo de ahí. Me gusta exhibir lo que hago en otros lugares donde se produce distinto, no siempre llega lo mejor que se hace en Buenos Aires y es difícil el traslado. En este caso, haremos una charla el día antes de la función, intercambiando ideas, posiciones... Eso ayuda al crecimiento personal.


- ¿De qué manera combina la labor teatral con su trabajo en TV, en tiras como Sandro de América y ahora Mi hermano es un clon?


- Siempre combiné bastante y no es muy frecuente. Poder repartirse los tiempos, en general, es muy difícil; pero encuentro la manera. De hecho, estoy grabando hasta fines de diciembre o principios de enero Mi hermano es un clon. Me gusta llegar a la gente con cosas distintas. El mar de noche es más intimista y no tiene nada que ver con el personaje de la tira Mi hermano es un clon, quizás los que tienen interés en El mar... no ven lo otro, o al revés. Pero eso nunca se sabe, me he llevado muchas sorpresas.


- ¿Es atractivo o un desafío?


- No sé, si para todos. A mí me resulta muy convocante la posibilidad de dividirme en varios personajes a la vez o hacer una especie de racconto de estos. Me gusta alternar cine, teatro y televisión.


- ¿Cuándo se dio cuenta de su destino artístico?


- Son cosas que se van dando con el tiempo. Ya de chico, en Rosario, íbamos en familia al circo, al cine, al teatro. Cuando estaba en cuarto año del secundario comencé en un taller y, de ahí en más, no me fui nunca. A los 24 años viajé a Buenos Aires, hice cursos con Ricardo Bartis y, paralelamente, fui tratando de desarrollar mi actividad en el cine y la televisión. Y comencé, como todos, dejando curriculum.


- Un camino difícil...


- Hice un camino de abajo y por eso lo conozco tanto, desde todos los ángulos. Me hice un lugar a fuerza de estudio y de gente que me tendió la mano en momentos de zozobra. No fue fácil. Pero la vida no es sencilla. 


- Cuando Luis Machín se ve al espejo, ¿qué ve?


- Estoy muy contento con lo hecho. Tampoco me melancolizo y me quedo pensando en lo que fue, siempre pienso en lo próximo, generándome espacios que me hagan bien. A estas alturas de la vida, quiero trabajar con gente que genere buen clima de trabajo. En la medida de lo posible voy eligiendo en relación a lo que me ofrecen y quiero hacer, tratando de darle espacio a cada cosa en esta mitad de vida, que será mas corta seguramente. Es importante tener proyectos y barreras a vencer.


- ¿Cuál es la próxima barrera a vencer?


- Todo tiene que ver con encontrar roles atractivos. Además de televisión, este año hice cuatro películas: Faxman - un milagro de otoño, con mi hijo, en Rosario; El Cambista, en Uruguay, con Daniel Hendler y Dolores Fonzi, y dos del género de terror como Matar al dragón y otra que se llama Sola con Araceli González y Fabián Mazzei (NdR: largometraje en el que participa la sanjuanina Celeste Castro).


- ¿Nuevos planes?


- Una remake de la película Atrapar al ladrón de Alfred Hitchcock, que será en versión de miniserie, una coproducción de Paramount y España que saldrá primero allá y luego acá.


- ¿Se verá a través de Netflix?


- No, aunque nunca se sabe.


- ¿Es una plataforma útil para el actor? 


- Es la nueva manera de ver, en el horario que se quiera y se pueda. La televisión de aire tiene cada vez menos espacio debido a que la demanda es otra. Los actores, directores y productores miran mucho más esta forma de ver ficción que se van instalando en una sociedad abducida por la pantalla, con lo bueno y lo malo. 


- ¿Qué lugar ocupa el actor en su vida?


- Es poner el cuerpo y la cara todos los días; algo que a muchos actores nos abarca la vida, se va la vida en eso. En lo cotidiano, me paso más horas en la ficción que en la realidad, no sé si es bueno o malo, es como la zanahoria frente al hocico del burro, uno va corriendo todo el tiempo detrás del deseo de actuar. La actuación, a mí como persona, me organiza y me permite estar en lo cotidiano de una manera más sólida y firme. Cuando no actúo mucho, eso, me ocasiona descalabros. 


Dato


Mañana: Machín junto al director de la puesta, Guillermo Cacace, oficiarán el encuentro gratuito Un mar de preguntas en la Sala Z de IOPPS (Pedro Echagüe 451 oeste) para estudiantes de teatro y cine, actores, comunicadores y público en general. Y el domingo protagonizará El mar de noche a las 21.30, en el Teatro Municipal (Mitre 41 este), las entradas serán de $350.