Todos. La Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan, en formación completa, junto a Mixtura, dirigidos por Popi Spatocco.
 

"Romperá la tarde en mi voz hasta el eco de ayer. Voy quedándome solo al final, muerto de sed, harto de andar pero sigo creciendo en el sol, vivo", cantan Pierina Cialella y Marcelo Bartolomé a dúo mientras suenan los violines. La canción que popularizó Mercedes Sosa parecer ser la mejor elección para abrir un concierto tan especial por varios motivos. Mixtura se dio el lujo anoche en el Auditorio Juan Victoria de cerrar su año de festejos por sus dos décadas con la música actuando junto a la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de San Juan, con un repertorio folclórico dirigidos nada menos que por el maestro Gustavo Popi Spatocco. El prestigioso director y arreglador, pianista y director musical de Mercedes Sosa por 20 años, aceptó el convite del dúo local para conducir esta propuesta que contó con producción del Auditorio Juan Victoria y amalgamó perfectamente el folclore con la orquesta académica.

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Fluido, armónico y definitivamente bien sinfónicos, sonaron los Mixtura, que eligieron un repertorio variado en cuanto a género (porque hubo guarania, música latinoamericana, zamba, chacarera, gato cuyano, cueca norteña y cuyana, tonada, chamamé y vals) y autores.

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Conexión. Como simpre, Pierina y Marcelo mostraron su química en escena.


Después de la primera zamba, vinieron Mi pequeño amor, Persiguiendo al viento y con la popular cueca La del jamón, llegaron las primeras palmas que animaron la velada, que sirvieron para descontracturar aun a los mismos cantantes.

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"Tenemos el convencimiento de que no elegimos las canciones, las canciones nos eligen y esta me la regaló Nicolás antes de irse a pasear por el universo" dijo Pierina antes de dar la bienvenida a un cuarteto de guitarras de la Cátedra de Guitarra de la UNSJ, que se sumó para Mi canto es distancia. Ese fue el primer momento más emotivo que la platea acompañó con un cálido aplauso.

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Después, la Sinfónica tocó en solitario, con un Spatocco visiblemente a gusto con la función. "Es un honor estar aquí" le dijo al público antes de anunciarles que haría tres versiones de temas del cancionero popular, El avenido, De solo estar y Juana Azurduy.

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Reclamo. Antes de comenzar los músicos pidieron por un edificio para la Escuela de Música.


Al cierre de esta edición, aún restaba un segmento de Mixtura junto a su banda, donde habían previsto la tonada La enredadera y el ceibo, El alcaravan y la chacarera Mandinga y el guitarrero y algunas canciones de música latinoamericana. Luego los acompañarían en escena sus hijos, ya como siempre dicen, los Bartolomé son "una familia de artistas".

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También restaba una segunda intervención de la orquesta junto a Spatocco, interpretando, entre otras, Alfonsina y el mar, Desarma y sangra y el chamamé Esa musiquita, los tres con arreglos del maestro invitado.

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Sin dudas, una noche para el recuerdo. 

Verdadero lujo. Popi Spatocco condujo magistralmente la velada.


FOTOS: MARCOS URISA