Carla Rossi (30) abandonó su profesión de abogada para dedicarse profesionalmente al tango y a la danza. Con José Luis Salvo (32), su pareja, ganaron el Mundial de Tango 2018. Este fin de semana estuvo dictando un seminario en el Auditorio Juan Victoria.

Es la primera oportunidad que tienen Carla Natalia Rossi y José Luis Salvo de conocer San Juan. La notoriedad alcanzada por haber obtenido el título de campeones mundiales de tango pista en el Mundial de Baile en agosto pasado, en el Luna Park, provocó ser el centro de todas las miradas del país. Tal es que para el San Juan Respira Tango 2018 fueron invitados a participar con el dictado de clases y dos shows de exhibición.

Aun antes de disputar el campeonato mundial (ya suman tres competencias consecutivas desde 2016) la pareja tuvo como objetivo recorrer el país, conocer las identidades y artistas de cada rincón del territorio, por lo tanto, su llegada fue como un punto de partida dentro de su itinerario. Con 30 años, Rossi no encuentra límites para expresarse con el cuerpo y manifestarse junto a su pareja a través de la poética que lleva el tango en la pista.

– ¿Hace cuánto trabajan juntos?

– Como pareja venimos hace dos años. José empezó a bailar tango en el 2011, cuando se radicó en Buenos Aires. Él viene de General Roca (Río Negro), antes practicaba folclore en un ballet provincial. Yo bailo desde 2010, pertenezco a una familia muy tanguera de sangre. En 2014 me recibo de abogada, pero decidí dejar mi profesión y dedicarme al tango de lleno.

 

– Dentro del mundial, ¿qué tensiones se viven?

– Hay de todo, está el que se divierte, el que va a competir, el que quiere ser el mejor, el que va a probar suerte… es como la milonga, en la cual va gente con diferentes motivos e intereses a ese lugar. En nuestro caso, lo sentimos como una experiencia necesaria. Nos hacemos conocidos, obtenemos un reconocimiento por parte de los consagrados en el ambiente. Es una excusa muy válida, como para entrenarse y ponerse metas. No está bueno que sea sólo para el mundial, pero a veces sirve. El punto es que se viven un montón de cosas, y todas juntas. Es complejo y variado lo que se vive adentro, pero vale la pena estar ahí con todos los nervios encontrados.

 

– ¿Hay una rivalidad entre los partidarios del escenario con la pista?

– Para mí no, no siento que exista una fuerte rivalidad, porque nos reconocemos bien y con José hicimos por primera vez ambas categorías. El de salón sabe que lo que hace no tiene nada que ver con escenario y el de escenario sabe perfectamente bien que lo suyo no tiene nada que ver con salón. Está buenísima la fusión de ambas cosas en donde, por ejemplo, buscamos subir al tango escenario lo que hacemos en la pista. Pero me parece que son dos aspectos muy diferentes. En el escenario estás solo, con una coreografía y una idea preparada. Pero las propuestas de cada pareja son particulares, cada una fue con lo que quería mostrar. Y lo extraño de este año es que no existía competencia. Lo demás, dependía del gusto del jurado. No me parece mal que se fusionen otros estilos con el tango, con José tiramos más para el lado tradicional, pero todo es válido, siempre y cuando se lo trabaje como una expresión de arte, de amor y sobre todo de respeto al género.

 

– ¿Cómo se organizan ambos para que no existan errores?

– Es todo un aprendizaje cotidiano. José es un compañero excelente, agradezco todos los días por haberme elegido como pareja. Se aprende mucho el uno del otro y la comunicación se construye todos los días. El punto no es que no se noten fisuras entre los dos, sino que no existan. En consecuencia, lo que se vea en la pista, debe ser un fiel reflejo de lo que es la relación en el baile y también en la vida. Buscamos una propia personalidad y transmitirla, tratar de no copiar.

 

– ¿El tango ha dejado de tener un sentido machista?

– Es inevitable. El tango acompaña el movimiento social actual y es una cuestión lógica que también suceda en el ambiente. Se abren nuevas puertas en este tema, hay algo a la par de lo que se vive en la sociedad.

 

– Algo que sorprendió en el certamen fue la fuerte presencia de parejas del mismo sexo.

– Me parece buenísimo que el tango interprete y se aggiorne a lo que le pasa a la sociedad con sus necesidades de hoy. Lo particular que tiene es que hay un rol conductor y un rol seguidor, eso no podría cambiarse porque si no, sería otra disciplina. Después si esos roles lo ejecutan un hombre o una mujer, es indistinto. Es todo un tema a desarrollar.

 

– ¿Existe un límite físico para mantener un nivel competitivo?

– El tango habla de la vida misma, todas las experiencias que uno vive y va transitando. Es también una necesidad de expresarse en el cuerpo y no sólo bailarlo, sino de sentirlo de muchas maneras. La búsqueda no termina, siempre tenemos una línea para manifestarnos como pareja. Es una búsqueda muy personal que no me pone en comparación con nadie. Con la única que me quiero comparar es conmigo misma del día de ayer. No busco ser mejor que nadie. No pienso en el mercado. A José le pasa igual. Se trata de determinar qué es lo que yo necesito expresar y qué me pasa con esto. El día que esa llama interior se apague y baile solo para competir con alguien o para ganarle a alguien, entonces ahí no seguiré más y preferiré hacer otra cosa.

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San Juan Respira Tango continúa esta tarde con los seminarios de Carla Rossi y José Salvo a las 15; y de Inés Muzzopappa y Juan Ruggieri a las 16.45 en el Club Sirio Libanés (Entre Ríos 33 sur). Más tarde, será la milonga de despedida con el show de ambas parejas a las 22 en Salón Palmares (Calle Centenario 837 oeste, Chimbas). Mañana lunes, será la Milonga Matinée (post festival) a las 19 en Club Sirio Libanés, junto a Los Fulanos y Oscar Brizuela, con la musicalización de Juan Carlos Nicolía.

 

Precios e información: Asociación de Milongueros de San Juan 2646737757 / 2645121335.