Cumplió 20 años de carrera, hizo un disco para celebrarlo y con él va de gira. Pero también, destaca Ismael Serrano, hace 20 años venía a la Argentina por primera vez, a partir del éxito del disco Atrapados en azul. Allí comenzó su relación con nuestro país, que se transformó en un buen romance. San Juan estuvo en su paso antes y también ahora, cuando el madrileño regrese a la provincia el 31 de mayo para presentar su más reciente espectáculo "20 años. Hoy es siempre", en el que recorre su trayectoria, sumando nuevas canciones y versiones de otros autores. 


"Siempre ha sido un público muy afectuoso, con una efervescencia muy especial" describe el autor de Papá cuéntame otra vez a DIARIO DE CUYO, para hablar del público argentino.


Integrante de una nueva -y reducida- camada de cantautores, Serrano celebra sus dos décadas de carrera de manera introspectiva, pero en función de lo que vendrá.



-¿Qué sentimientos lo atraviesan por estos 20 años?


-Sobre todo de agradecimiento. Soy consciente de la precariedad de este trabajo, hoy estás aquí y mañana no se sabe. No solamente la música está atada, como objeto de consumo, al se usa y se tira, sino también los artistas. En ese sentido, en cada visita, la gente ha respondido con mucho calor y mucho afecto. Entonces, bueno, por otro lado soy consciente también de todo el aprendizaje. Cuando empecé con 20 años, quién hubiese dicho que iba a recorrer toda España, Latinoamérica y que iba a compartir escenario con Sabina, Serrat, Silvio Rodríguez, Mercedes Sosa. He cumplido muchos sueños y la permanencia en la música quizás sea el sueño más importante, porque es lo más difícil de lograr.


-Si todo es tan descartable, ¿cuál es la clave de su vigencia?


-No tengo ni idea. Yo también me lo pregunto. Me gustaría pensar que la gente te premia con su fidelidad cuando uno es fiel a sí mismo. Yo he tratado de ser coherente, aun con mis contradicciones. La carrera de un cantautor no se base en un hit de radio, o en un momento mediático puntual, sino en que se va construyendo con un repertorio, con una trayectoria, con una mirada a largo plazo, que los tiempos que nos tocan vivir no siempre lo permiten. A mí se me ha permitido, así que no lo sé, no sé por qué.


-Respetar su elección por la poesía y la mirada social, ¿le ha traído algún disgusto?


-No lo sé, creo que hay que entender que uno no tiene por qué gustarle a todo el mundo. Yo quiero crecer en cuanto a público, quiero llegar a la gente; si no, no me subiría a un escenario; pero siendo consciente de que no tienes por qué gustarle a todo el mundo. ¿Tiene su precio? Pues, supongo que sí. Convengamos que la canción de autor no tiene todos los espacios de difusión que merece, supongo que en España en algún municipio no me habrán contratado por algún prejuicio al respecto, de aquello del color político del ayuntamiento de turno.



-¿Eso le pesa? ¿Le molesta?


-Es que es así. Es que yo soy así, no sé hacerlo de otra forma. Soy como cualquier otro ciudadano con sus ideas, sus principios y no puedo evitar que esas ideas impregnen las letras de mis canciones. Es difícil. Yo le canto a lo que me emociona y no son solamente mis encuentros y desencuentros sentimentales, me emocionan otras cosas, como la visión de un mundo desigual... porque uno mira la realidad de manera crítica y exigente y no puedo hacerlo de otro modo.


-¿La industria musical pasa factura por mantener esa línea?


-En ese sentido supongo que yo soy un privilegiado, en tanto y en cuanto, de alguna manera he sido rentable.


Cuando uno comienza, sientes que hay una cierta intención de influir o decirte lo que tienes que hacer, esas sugerencias son como una amenaza constante, pero está en la personalidad de cada uno saber qué tienes que hacer y tener un criterio propio para marcar tu camino sin permitir ese tipo de injerencias. Yo no he permitido injerencias y tengo que decir que se me ha respetado. En ese sentido soy un tipo con suerte.



-¿Es un continuador de la obra de Silvio Rodríguez, Aute y Serrat?


-Me siento deudor de todos ellos, porque han sido mis maestros. Yo agarré la guitarra y me puse a cantar gracias a su música. Me han marcado musicalmente no sólo porque han escrito la banda sonora de mi vida, sino también por su forma de entender el trabajo, su coherencia, tesón, honestidad, por creer en lo que hacen sin concesiones de ningún tipo.



-¿Y qué le provoca pensar que quizás usted ha tenido esa misma influencia en otros?


-Pues, muy honrado, muy emocionado. Sobre todo porque, aunque suene falsa modestia, siempre me he sentido un amateur, como que me he colado. Me decía un presentador en España, que Scorsese en los rodajes sentía que podía llegar alguien, tocarle el hombro, y decirle "señor, le hemos descubierto: es usted un impostor, abandone el set". Y esa sensación de sentir que uno se ha colado, y por lo tanto sentirse muy afortunado, siempre me ha acompañado. Así que no deja de llamarme la atención y de emocionarme cuando me dicen que uno ha escrito alguna parte de esa banda sonora de otro.


-¿Cómo fue la elección de las canciones de "20 años..."?.


Fue muy difícil. Me cuesta dejar de lado canciones que representan parte de mi vida, de mi trayectoria y que tenía que dejar, porque había que resumir 20 años de carrera en un puñado de canciones. Fue arduo, elegí las más significativas, las que me permitían hacer una descripción equilibrada de cuáles han sido los ritmos por los que he transitado, las temáticas que he tratado. También incluí temas nuevos como para dejar constancia de mis inquietudes actuales, y me he permitido hacer versiones en homenaje y para reconocer esa deuda que tengo con artistas que me han influido.


-¿Por qué se incluyó Spaghetti del rock?


-Pues es una canción que siempre me ha gustado, luego recuerdo que un día iba por Rosario, paseando y en un boliche vi que había una banda en vivo que estaba interpretando un tema, que el público coreaba muy festivos, una versión muy beatle, cuando el rock argentino es más bien stoniano, me quedé enganchado y dije tengo que hacer una versión de este tema. Además en cuanto a la letra es otro tipo de poesía, más etérea, inasible, psicodélica, yo soy concreto a la hora de contar historias, más agarrado a imágenes más cotidianas, y me parecía bonito tratar de traerla a mi territorio, porque la versión original es insuperable.


-¿Hablaste con Mollo después de editarla?


-No, no, me da cierto pudor. Porque es un acto de osadía, mejor no ponerlo en el compromiso de si le ha gustado o no. Yo, feliz que sepa de mi admiración, eso sí.



-¿Este disco cierra un capítulo?


-No sé si tanto cerrar un capítulo, sí un punto de inflexión y en eso estamos. Reflexionando de lo que viene después, cuál es el camino a recorrer desde el punto de vista musical, hacia dónde quiero ir. Este disco me permite reflexionar sobre lo que he caminado; a veces, mirar atrás te permite conocer cuánto camino te queda.

El Dato
Ismael Serrano. Jueves 31 de mayo a las 22 en el Auditorio Juan Victoria. Entradas: $600, $900, $1.100, $1.300 y $1.500 en Drugstore 1345, farmacia Echegaray, masticket.com.ar, Hoffmann instrumentos musicales.