Modelo 2019. La trova rosarina integrada por Adrián Abonizio, Fabián Gallardo, Jorge Fandermole, Juan Carlos Baglietto, Silvina Garre y Rubén Goldín. 

Irrumpieron en la escena musical a principios de los 80 de la mano de Juan Carlos Baglietto, quien ya había logrado algo de notoriedad y no olvidó a sus colegas rosarinos. La prensa los llamó "La trova rosarina', en esa necesidad de etiquetarlos y ellos tampoco se resistieron al nombre, recordó Baglietto en conversación con DIARIO DE CUYO antes del concierto que los trae al Auditorio Juan Victoria el próximo viernes, en un año que significó el regreso a los escenarios del combo que hoy forman, además de Baglietto, Ruben Goldín, Adrián Abonizio, Jorge Fandermole, Silvina Garré y Fabián Gallardo. 


Volvieron casi sin proponérselo, "en cuotas' dice Baglietto. Primero con un par de conciertos a beneficio, después Santa Fe los eligió para ser parte de la delegación en el Festival Nacional de Cosquín y de ahí hicieron un concierto en el Teatro Colón. "Después que teníamos armado semejante lío, porque somos muchas voluntades, hay mucha música... dijimos +Hagamos algunos más+ y nos estamos yendo a ese maravilloso Auditorio que tienen en San Juan' contó el músico que se permitió echar una mirada al pasado para recordar los inicios, pero remarcó que están más allá de la nostalgia. 

-¿Como eligieron el repertorio?


-Hay algunas canciones que no pueden faltar, pero lo que hemos logrado es mostrar el recorrido que hemos hecho desde entonces y que no sólo hemos grabado algunos discos y cantado algunas canciones hace 45 años, sino que hemos seguido produciendo, hemos seguido haciendo conciertos y cada uno tiene una carrera en sí misma. Nos hemos juntado a celebrar el presente, porque todos tenemos la suerte de seguir haciendo cosas y no necesitamos juntarnos a rememorar el pasado, por eso también el repertorio, si bien tiene canciones de hace 35 años, tiene canciones nuevas de todos los autores y distintas épocas. Lo que van a ver es una especie de sexteto vocal con un grupo, porque hemos laburado muchísimo el tema de las voces.

-Dice que no hay que mirar al pasado, entonces, ¿melancólicos abstenerse?


-Mirtha de regreso, Era en abril, fueron canciones emblemáticas, fueron como llaves que nos permitieron entrar en el corazón de un montón de gente. Por otro lado, no es música de la que nos tengamos que arrepentir, la hacemos gustosos. Creo que también es un proceso de reconciliación, cuando sos más joven tenés una visión altiva y en algún momento renegás un poco de eso que es lo que te permitió entrar en el corazón de la gente, pero después te reconcilias con eso y queda el agradecimiento con esa música y con la gente. No es poco poder seguir cantando, haciendo shows y tener importancia, por lo menos mínima, en los gustos de la gente después de tantos años. 

-¿Cuál cree que es el legado de La trova a la música argentina?


-Sin ser petulante, yo creo que nosotros colaboramos mínimamente a esta fusión entre el rock y la música folclórica, además de acercar una visión del interior, acercando una poética, que no solo prestó atención a lo que se decía sino a cómo se lo decía. Nosotros fuimos un producto emergente, en una época con el despelote de Malvinas hasta la vuelta de la democracia. Eso generó una coyuntura que nos catapultó. El impacto fue fortísimo, además a nosotros mismos nos hizo tambalear un poco. Volviendo a lo que podríamos haber aportado, un poco esto de generar canciones que tengan una poética interesante, bella, y que tenga un lenguaje que no venía de Buenos Aires.

-Las letras de entonces ¿qué impacto tienen hoy?


-Nosotros somos artistas populares, la música popular es una expresión legítima de la necesidad de la gente, que sigue siendo más o menos la misma. Por suerte, o lamentablemente, seguimos teniendo los mismos despelotes. Hay cosas que son innerentes a la condición humana y los grandes autores como Fandermole, Abonizio, Fito, Silvina, no compusieron ocasionalmente para responder a la necesidad de un tiempo y un mercado...sino que fue un proceso natural y lo que pensamos y sentimos sigue estando vigente, más allá que hayan cambiado los métodos, los códigos. Nosotros no somos gente que nos hemos tratando de acomodar a ser jóvenes toda la vida, hemos envejecido con nuestro público. Por lo menos es lo que yo siento. No sólo eso sino que hemos tenido la suerte que nuestro público haya servido de amplificador de lo que hacíamos y lo hayan compartido con sus hijos, como sus nietos. Nos pone orgullos el hecho de servir de nexo de distintas generaciones. 


-Después de un tiempo de auge, algunos detractores dijeron que La trova era triste, ¿qué le dice a esa gente?


-Lo que les diría es, por un lado, que estamos hablando de esto 40 años después, osea que no fuimos tan dejados de lado. Diría que quien veía una mirada triste y melancólica es porque era parte de lo que éramos y la realidad está compuesta de distintos sabores. Cuando nosotros irrumpimos hubo montón de gente que nos miró torcido, veníamos del interior, yo tenía ese pelo largo, esos jardineros... no sé qué nos creíamos... Otros nos abrieron las puertas. Teníamos canciones que eran muy para arriba, muy esperanzadoras... tampoco vamos a negar que teníamos esa visión melancólica de una realidad que no era "pum para arriba'. 

-¿Cómo ve la música actual?


-Me parece que por un lado hay una cuestión generacional, que no puedo analizar con los mismos ojos que un tipo que escribe canciones con 20, 25 años. Me llena de orgullo y esperanza escuchar las cosas que hacen mis hijos o los amigos de mis hijos, que sí que tienen diferencia marcada con lo que nosotros hacíamos pero que tienen un contenido, aunque más no sea estético, que difiere del que nosotros proponíamos, pero que está buenísimo. No pretendamos que todos sean Spinetta en su mejor momento o García, porque eso es parte de una música, maravillosa, pero hay muchas otras partes. No soy un conocedor de lo que está sucediendo con los grupos nuevos, pero Aristimuño tiene una estética muy marcada y un compromiso con su región, es un buen ejemplo. No hablo de compromiso social, hablo de jugarse entero por las cosas que uno cree, aunque sea el paisaje que te rodea. 


EL DATO 


La trova rosarina. Viernes 19 de julio. A las 21.30 en el Auditorio Juan Victoria. Entradas $600, $450, $300. Boletería del Auditorio y www.tuentrada.com.