Estados Unidos, 6 de Abril.- Isabella Barrett, la “Little Miss America” que está en boca de todos, asegura que es una nena feliz porque tiene millones de dólares para gastar y lleva una vida de lujo., "¿A quién no le gustaría ser millonaria?", dice en una nota que le dio al diario británico Daily Mail.

"Soy una super estrella, tengo mi propia línea de joyas y simplemente me encanta ser la jefa. Nunca perdí nada y casi en cada concurso que entré, gané. Pero lo que más me gusta son los zapatos. Tengo más de 60 pares", afirma.

Pero esta nena de apenas seis años que habla como si tuviera treinta pone los pelos de punta a media humanidad y genera polémica en Estados Unidos. ¿Nena feliz o menor abusada?

A lo largo de su corta vida la sometieron a cientos de concursos de belleza infantiles en su país y a una vida plagada de ensayos, maquillaje, pruebas de video y clases de oratoria. Su madre la lleva a que se haga el bronceado artificial y todos sus dientes son falsos y blanqueados. Además, tiene uñas esculpidas y carísimas extensiones de pelo que se renuevan periódicamente.

Su carrera comenzó a los cuatro años, en su ciudad, Providence, en Rhode Island. La madre acabó de quitarle los pañales para meterla en el primer concurso.

La nena no para de trabajar: ha sido convocada para ser la cara de una línea de juguetes de la cadena estadounidense Toys R Us, actividad que combina con su participación en el reality show Toddlers and Tiaras (Niñas y tiaras) junto a su madre, que muestra la vida agitada y estresada que lleva esta nena que acaba de salir del jardín de infantes.

El año pasado, Bella lanzó su propia firma de joyas, Glitzy Girl, a la que luego añadió una línea de ropa y maquillaje.

El negocio cuenta con 42 empleados y acaba de facturar un millón de dólares. La nena lleva un tren de vida de adulto millonario: un pedido de comida por 2200 dólares para su habitación en uno de los hoteles cinco estrellas donde se suele hospedar cuando viaja para competir.

Además, usa vestidos diseñados especialmente para ella -de 10.000 dólares cada uno-, según ostenta su madre.

"Se que parece pomposo, pero para nosotros es simplemente gracioso y parte de su personalidad”, afirma Susanna, después de aclarar que su hija nunca come hamburguesa con papas fritas, como la mayoría de los niños, sino que suele buscar lo más caro del menú, como langosta.

"Gastamos más de 50.000 dólares cuando empezó a concursar, pero miren donde está ahora; valió la pena", aseguró la madre, quien ha sido blanco de críticas por "sexualizar" a su hija y ganar dinero con ello. Ella, no obstante, afirma que todo es deseo de su hija.

"Si mañana me dijera que lo quiere dejar, estaría bien", dijo Susanna, aunque admitió haberse acostumbrado a los flashes. "Me pregunté si estaba haciendo esto por ella o por mí, pero me di cuenta de que la niña estaba disfrutando tanto como yo", dijo.