El marplatense que rescata a migrantes del mar Mediterráneo
El argentino Ricardo Sandoval llegó a España después de la crisis del 2001. Ahora es capitán del barco humanitario de la ONG Open Arms.
El argentino Ricardo Sandoval llegó a España después de la crisis del 2001. Ahora es capitán del barco humanitario de la ONG Open Arms.
El marplatense Ricardo Sandoval no descansa tranquilo en su camarote de capitán mientras el barco humanitario de la ONG Open Arms permanece amarrado en el puerto de Barcelona, tras la decisión del gobierno español de impedir su salida hacia la zona de rescate de náufragos migrantes frente a las costas de Libia.
"Cada día que estamos en el puerto son vidas que se traga el mar", asegura el capitán argentino, quien recibió a la agencia de noticias Télam a bordo del buque insignia de la ONG que en los últimos tres años rescató a casi 60.000 migrantes que intentaban cruzar el mar Mediterráneo para llegar a Europa.
Sandoval, de 41 años, es desde hace cuatro meses el máximo responsable de que el Open Arms (Brazos Abiertos) cumpla con éxito su misión, que no es otra que salvar vidas en peligro en el mar.
"El trabajo en el mar siempre me había gustado, pero pasé de resolverle la vida a un solo millonario que prácticamente no te agradecía nada, a salvar la vida de mucha gente que te lo agradece todo", dice con una sonrisa dibujada en el rostro.
Como muchos argentinos, llegó a España tras la crisis económica de 2001. Era un inmigrante "sin papeles", pero con esfuerzo logró salir adelante y convertirse en lo que es hoy: el capitán del buque español que para muchos representa una esperanza para la dignidad humana.
"Fui tatuador, camarero y pinté cuadros en las calles de la Costa Brava, hasta que me mudé a Tenerife, y mientras trabajaba en un supermercado empecé a estudiar para obtener títulos de náutica, entre ellos el de Patrón de Altura, que me permite estar al frente de este barco", cuenta.
A bordo del barco humanitario, Sandoval afrontó situaciones críticas, como cuando en agosto de 2017 la guardia costera de Libia, financiada por la Unión Europea (UE), amenazó con dispararles.
Sin embargo, los problemas se incrementaron un año después a raíz de que el ministro de Interior de Italia, Matteo Salvini, se empeñó en una batalla para impedir la labor de estos rescatistas, a los que acusa de "traficar" con inmigrantes.
En junio de 2018, Italia y Malta cerraron sus puertos de las personas rescatadas incumpliendo los tratados internacionales, pero el barco de la ONG española continuó dando socorro en el Mediterráneo.
El Open Arms contó inicialmente con el respaldo del gobierno del socialista Pedro Sánchez. Pero algo cambió sorpresivamente el 8 de enero último, cuando por medio de una decisión administrativa se les impidió zarpar.
"La causa es irrisoria. Dicen que este barco incumple las directrices internacionales al no desembarcar a las personas rescatadas en el puerto seguro más cercano, pero esto sucede porque Italia y Malta lo impiden", remarca Sandoval.
A pesar de que la decisión es "claramente política", también se alegan razones de seguridad, como que el Open Arms no está preparado para transportar a más que 18 personas ni cuenta con buenas condiciones sanitarias.
"Este argumento no tiene sentido porque ningún barco que no sea de pasajeros está preparado para transportar a tanta gente", y "tratándose de una emergencia todo el mundo está habilitado", enfatiza Sandoval, quien recuerda que el barco de la ONG llegó a cargar en un día a 700 personas.
Las autoridades tienen tres meses para decidir sobre una solicitud del Open Arms para reanudar sus tareas, aunque el capitán argentino es optimista y cree que la presión política, mediática y de la ciudadanía les permitirá regresar pronto a la zona de rescate.
"Tras superar el shock de la primera misión, me di cuenta que este es el lugar donde debo estar", dice el argentino que dirige el barco.