El anuncio de Estados Unidos de que enviará sistemas avanzados de misiles a Ucrania, que permitirán atacar con mayor precisión "objetivos clave" durante el conflicto, disparó el interrogante sobre qué tan determinante pueden ser para modificar el desarrollo de la guerra entre Kiev y Moscú.

El presidente estadounidense, Joe Biden, anunció esta nueva ayuda a Ucrania, sin especificar a qué tipo de sistemas aludía, pero poco después un alto funcionario de la Casa Blanca aclaró que se trata de los sistemas Himars (High Mobility Artillery Rocket System), que son múltiples lanzacohetes montados en vehículos blindados ligeros.

Algunos analistas señalan que el Himars podría producir un "cambio de juego" en la guerra, en momentos en que Ucrania parece estar sufriendo el peor momento bajo la feroz artillería rusa, mientras otros expertos creen que el Himars no significa un repentino giro en el desarrollo de la guerra.

Tanto Ucrania como Rusia ya operan sistemas de lanzamiento múltiple (Multiple Launch Rocket System, MLRS), pero los Himars poseen un rango de alcance y de precisión muy superior.

Se trata de una versión modernizada del sistema M142 Himars, montado en un ágil sistema sobre ruedas y más liviano que la versión sobre orugas del M270 MLRS desarrollado en los años 70.

El sistema Himars tendrá un alcance promedio de 80 kilómetros con una batería precargada de seis misiles guiados de 227 mm (los M270 tienen dos), o bien una carga de misiles tácticos ATACMS, según detallaron fuentes oficiales estadounidenses citadas por agencias de noticias.

Sin embargo, Estados Unidos no suministrará el ATACMS, que tiene un alcance de 300 kilómetros. El sistema entregado podría permitir al Ejército ucraniano atacar objetivos rusos detrás de las líneas enemigas y desde posiciones más lejanas y mejor protegidas de las propias armas de largo alcance rusas.

Otra de sus características es que puede ser operado por un pequeño grupo y el montaje de una nueva carga de misiles se realiza en minutos, sin ayuda de otros vehículos. Los misiles guiados por GPS que dispara el Himars, por otra parte, tienen un alcance que casi duplica el de los obuses M777, recientemente entregados a Ucrania.

Desde que Rusia invadió Ucrania el 24 de febrero, Estados Unidos se mostró renuente a la hora de tomar cualquier medida para apoyar a Kiev que pueda provocar que Moscú lleve la guerra más allá de las fronteras de Ucrania.

Esto incluyó hasta ahora no respaldar abiertamente los ataques de Ucrania dentro del territorio ruso. Varias veces Ucrania utilizó sus propios cohetes, drones y helicópteros para atacar objetivos rusos.

Si Washington proporcionara ATACMS, teóricamente tendrían la capacidad de atacar los principales centros urbanos y bases militares de Rusia, incluidos los aeródromos desde donde se lanzan los ataques contra Ucrania.

"Los ucranianos han asegurado que no utilizarán estos sistemas contra el territorio ruso", aclaró un funcionario estadounidense. "No vamos a enviar a Ucrania sistemas de misiles que puedan impactar dentro de Rusia", aclaró Biden. Ucrania ya se quedó sin armamento ruso y soviético, por lo que ahora depende de sus aliados occidentales.


"Caos político"

"La escasez de alimentos conducirá al caos político, que puede implicar el derrocamiento de muchos políticos", sostuvo el presidente de Ucrania ante una audiencia que incluyó al jefe del Pentágono, Lloyd Austin, y al ministro de Defensa de China.