Donald Trump se convirtió hoy en el primer presidente de los Estados Unidos en visitar el Santo Sepulcro y el Muro de los Lamentos.

Los mandatarios estadounidenses -igual que los europeos- habían evitado el itinerario por el significado político que tiene, al encontrarse en la zona oriental de Jerusalén, ocupada por Israel en 1967, durante la Guerra de los Seis Días. El territorio, anexionado en 1980 con la condena de la Organización de las Naciones Unidas, es reivindicado por los palestinos como capital de su futuro estado.

Trump, su esposa Melania, su hija Ivanka y su yerno, Jared Kushner, llegaron a la basílica pasadas las 15.30 (9.30 en Argentina), escoltados por religiosos revestidos de ceremonia que golpeaban rítmicamente el empedrado con bastones.

En la iglesia se detuvieron en el Calvario o Gólgota (lugar de la crucifixión) y la Piedra de la Unción, donde se preparó el cuerpo de Cristo tras ser bajado de la cruz, además de la tumba de Jesús y el relicario del Patriarcado Griego Latino.

La comitiva se desplazó luego al Muro de los Lamentos, a pocos metros del Santo Sepulcro, acompañada del rabino del muro, Shmuel Ravinovich.

En el Muro, Trump, con la cabeza cubierta por una kipá, rezó unos instantes mientras tocaba las grandes piedras y, siguiendo la tradición, depositó un papel con una petición entres las rocas.

La explanada que se abre al Muro de de los Lamentos estuvo protegida por un gran panel y el acceso estuvo prohibido desde horas antes de la llegada del presidente estadounidense.

El itinerario por la Ciudad Vieja se declaró visita privada y la delegación estadounidense rechazó que representantes israelíes, incluido el primer ministro, Benjamín Netanyahu, acompañaran a Trump para evitar que se pudiera interpretar como un apoyo estadounidense a que Jerusalén sea la capital indivisible de Israel.

El ex presidente Barack Obama visitó el Muro mientras era candidato presidencial, pero evitó hacerlo durante sus ocho años de mandato. Otros dirigentes, como Bill Clinton, lo hicieron cuando abandonaron la Casa Blanca mientras que George H. W. Bush cuando aún era vicepresidente.