Vincent Lambert murió en la mañana de este jueves en el hospital de Reims, Francia, después de pasar 11 años en estado vegetativo. El francés de 42 años quedó cuadripléjico por un accidente de tránsito en 2008 y desde ese momento está postrado en una cama.

El choque le dejó daños cerebrales irreversibles y lo mantuvieron vivo con agua y comida a través de un tubo gástrico. Podía respirar sin ayuda artificial y cada tanto abría los ojos.

Por orden de un tribunal, los médicos apagaron las máquinas que lo mantenían con vida este 2 de julio y fue la tercera vez que lo sometían al protocolo de "fin de vida".

El caso de Lambert, un enfermero psiquiátrico, generó el debate en Francia sobre la eutanasia y el derecho a morir de manera digna. Su propia familia se enfrentó judicialmente por este motivo.

Rachel, su mujer, estuvo años pidiendo que le sacaran la asistencia que lo mantenía con vida, mientras que los padres de Vincente, católicos devotos, no estaban de acuerdo argumentando que su hijo no estaba gravemente enfermo.

Seis hermanos de Lambert y un sobrino apoyaban la postura de Rachel. François, su sobrino, habló ante la prensa sobre la muerte de su tío y declaró: "Espero que ahora pueda descansar en paz".


 

El proceso judicial duró seis años y hubo varios fallos y llegó hasta al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. En Francia, la eutanasia es ilegal, aunque a los médicos sí se les permite colocar en una sedación profunda que lleve a la muerte a los pacientes con enfermedades terminales.

Si bien Lambert no había dejado por escrito ningún testamento, su mujer y su sobrino manifestaron en varias ocasiones que él no habría querido "vivir como un vegetal".