Confusión, desánimo. Después de la desmentida menguó la intensidad del rescate en el Colegio Rébsamen. Ahora buscan a un adulto.

Frida Sofía, la niña por la que todo México y el mundo rezaba para que fuera rescatada con vida debajo de los escombros del Colegio Enrique Rébsamen, destruido por el potente sismo de 7,1 grados, nunca existió, dando por tierra el caso que acaparó todos los reflectores. Ahora un sin fin de interrogantes y hasta cierto estupor, invaden los corazones de miles de mexicanos que se sienten defraudados por parte los rescatistas y las autoridades del Gobierno federal que después de alimentar por 48 horas el rescate de la pequeña terminan diciendo que "jamás existió, que nunca hubo contacto con ella".

Según reportó ayer el subsecretario de la Marina Armada de México, Ángel Enrique Sarmiento, quien podría estar entre los escombros sería "un adulto", dando por tierra con la versión que tuvo en vilo a todo el país.

Con el correr de las horas tras el sismo, el caso de Frida Sofía -nombre que según un rescatista ellos mismos escogieron para "de alguna manera identificarla"- fue cobrando protagonismo en sí mismo al convertirse en el símbolo del esfuerzo y la esperanza del pueblo mexicano. Se llegó a informar que se la había contactado e hidratado a través de una manguera, que se le había suministrado oxígeno y hasta que había movido una mano al pedírsele que diera una señal de vida. Incluso, se dijo que el rescate se había dificultado porque la niña estaba atrapada en un piso más abajo del que se creía: en el segundo no en el tercero. Por eso, estaban haciendo un agujero con un martillo neumático para tratar de llegar a ella. También se dijo que Frida estaba atrapada en un espacio de 45 cm y que cerca suyo, según lo que la propia niña había contado, habían otros niños. ¿Pero todo fue la construcción de un relato agrandado de boca en boca por rescatistas, miembros de la Armada y funcionarios de gobierno y hasta periodistas?

Los cierto que en la siesta de México llegó la verdad menos pensada. En un breve mensaje a decenas de periodistas reunidos en el colegio en el sur de Ciudad de México, el subsecretario de Marina, Ángel Enrique Sarmiento, dijo que las instituciones que trabajan en el lugar están "seguros de que no fue una realidad" la existencia de la menor.

Las secretarías de Educación y la Marina "hemos hecho un conteo con la dirección de la escuela y tenemos la seguridad de que todos los niños o fallecieron, están en los hospitales o a salvo en sus casas". Apuntó que sólo tienen duda respecto a una persona de intendencia y que posiblemente sea la que se encuentra entre los escombros.

Horas antes, almirante José Luis Vergara, oficial mayor de la Secretaría de Marina, en declaraciones a Milenio Televisión, había indicado que no se tuvo contacto visual con la pequeña, de la que se calcula una edad de 12 años (el miércoles se decía de 8), sino solo infrarrojo y acústico "con la voz de ella".

Ilusión, realidad, como sea, el caso de Frida puso en el tapete otra coincidencia entre el sismo del martes y el más devastador terremoto que azotó México también un 19 de septiembre pero de 1985: el caso de Monchito.

El niño Luis Ramón "Monchito" y su abuelo quedaron sepultados en las ruinas de una vecindad en el barrio capitalino de La Merced a causa de aquel terremoto hace 32 años. Al cabo de varios días de búsqueda frenética, equipos de rescate determinaron que ya no quedaba nadie vivo bajo los escombros del inmueble. No obstante, miembros de un cuerpo de voluntarios civiles aseguraron que detectaban señales de vida, lo que provocó una oleada de esperanza de una nación que, en medio de la tragedia, enfocó su atención en el rescate del menor. Se escuchaba a los rescatistas dar instrucciones al supuesto sobreviviente, a quien le pedían responder con golpes a las preguntas que le hacían. Así determinaron que se trataba de "Monchito".

Los periodistas presentes se encargaron de amplificar con mayor o, más frecuentemente, menor fidelidad lo que escuchaban. Pero todos los esfuerzos por llegar al niño fueron en vano, y finalmente las tareas de rescate terminaron tres semanas después. Una pesada losa de tristeza e incredulidad cayó sobre México. Se llegó a decir que "Monchito" nunca existió, o que los esfuerzos por rescatarlo no fueron otra cosa que una pantalla para hurtar bienes de la vivienda derruida. Algún experto ofreció una explicación cuando menos plausible: "Histeria colectiva".