Las armas de fuego superaron por primera vez en 2020 a los accidentes de automóvil como principal causa de muerte entre los menores de edad en Estados Unidos, a partir del aumento de casos como la reciente masacre en una escuela en Texas, según datos oficiales divulgados por estos días.

En 2020 murieron en Estados Unidos 4.368 menores de edad por disparos, una tasa equivalente a 5,4 por cada 100.000 habitantes, según un informe de la red estatal de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC).

En ese período, 4.036 menores fallecieron por accidentes viales, que hasta entonces era la principal causa de muerte de niños y adolescentes, según la agencia de noticias AFP.

La brecha entre ambas causas fue cerrándose, hasta invertirse, desde que en las últimas décadas se mejoraron las medidas de seguridad en el tránsito mientras fueron incrementándose las muertes por el uso de armas de fuego.

El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, viaja mañana a la localidad de la masacre.

Esa tendencia es consistente con evidencias de que la violencia con armas aumentó durante la pandemia de coronavirus por causas aún no totalmente claras, según una carta publicada la semana pasada en la revista New England Journal of Medicine.

Los autores de ese artículo sostuvieron que "no puede suponerse que se revertirá a los niveles prepandemia".

De las muertes de menores por armas en 2020, dos tercios fueron homicidios, mientras 30% fueron suicidios, 3% accidentes y 2% no fueron esclarecidas, según los CDC.

De acuerdo con ese informe oficial, las muertes por armas de niños y adolescentes negros fueron cuatro veces mayores que las de menores blancos y el segundo grupo más afectado fue el de indoamericanos. Asimismo, los varones están seis veces más expuestos a morir que las mujeres.

En materia geográfica, la mayor tasa de muerte de menores por armas se registró en la capital, Washington, seguida por los estados Luisiana y Alaska.

El editor jefe de la revista Science, Holden Thorp, exhortó en un artículo a investigar más el impacto de las armas en la salud pública. "Los científicos no deben quedarse al margen y ver cómo otros luchan contra esto", afirmó.

Agregó que "una mayor investigación del impacto de la posesión de armas en la salud pública dará más evidencias de sus mortales consecuencias".

Thorp subrayó que enfermedades mentales severas, a menudo consideradas causas de tiroteos masivos, eran prevalentes en niveles similares en otros países que no padecen frecuentes tiroteos masivos.

El pasado martes, en Texas, EEUU, Salvador Ramos, un joven de 18 años, irrumpió en la escuela de primaria Robb, armado con una pistola y un rifle de asalto semiautomático y, según el relato de las autoridades, "comenzó a disparar a quien estuviera en su camino, sin importar si eran niños, maestros o adultos", antes de ser abatido por la policía. La matanza se saldó con 21 muertos: 19 niños de entre 8 y 11 años y dos profesoras. El tiroteo se convirtió en el segundo más mortífero de una larga lista de este tipo de hechos en Estados Unidos.

La madre, el novio de esta y el abuelo coinciden con las versiones que han dado algunos de sus conocidos sobre el carácter retraído de Ramos. Unos 20 policías esperaron durante casi una hora en un pasillo fuera de las aulas donde Ramos mató a 19 niños y dos maestros en una escuela primaria de Texas, incluso cuando se hicieron llamadas al 911 desde el interior de las salas pidiendo que los agentes intervinieran, dijeron ayer autoridades. Al menos un niño y un maestro hicieron varias llamadas.

 

Sin urgencia

Con la conmoción a flor de piel, vecinos de Uvalde (la zona de la masacre en Texas)
empiezan a atreverse a hablar sobre el debate del control de armas, pero no hay gritos urgentes
para se prohíban los AR-15, al contrario de lo que ocurrió en 2018 tras el tiroteo en una escuela secundaria en Parkland (Florida). 

 

El consejo de Trump

El expresidente de EEUU, Donald Trump, férreo defensor de la libre portación de armas, reclamó
ayer ‘una revisión de arriba a abajo en la seguridad de las escuelas’. ‘La existencia del mal en nuestro mundo no es una razón para desarmar a los ciudadanos respetuosos de la ley’, señaló Trump tras la masacre de Texas.