Otra vez la emoción. Como sucedió durante los tres días que duró el rescate, ayer los chicos del equipo de fútbol y su entrenador volvieron a mostrarse emocionados, al revivir y narrar la experiencia vivida en el encierro de la cueva.

Los 12 niños y su entrenador de fútbol rescatados de una cueva inundada en Tailandia sonrieron y realizaron el tradicional saludo "wai" ayer en su primera aparición pública, en un acto retransmitido para todo el país desde la provincia septentrional de Chiang Rai. Médicos, familiares y amigos, algunos ataviados con el tradicional traje amarillo, saludaron a los niños, de entre 11 y 16 años, y a su entrenador de 25 años, que llevaban camisetas con un dibujo rojo de un jabalí.

"Trayendo a los Jabalíes Salvajes a casa", decía una pancarta en tailandés que recibió al equipo de fútbol en el set, diseñado para parecer una cancha de fútbol, con arcos y redes, en el que los niños se sentaron junto a cinco miembros del equipo de rescate.

Una multitud de medios y espectadores se apretujaba detrás de unas barreras mientras los niños llegaban en furgonetas desde el hospital donde han estado ingresados desde la operación de rescate internacional de la semana pasada, que logró sacarlos de unas cuevas inundadas en las que habían quedado atrapados.

"Les decía a todos que siguieran luchando, que no desesperasen", dijo uno de los niños, relatando cómo lucharon durante los insoportables días pasados en la cueva. Otro, Adul Sam-on, de 14 años, recordó el momento en el que dos buzos británicos encontraron al grupo el 2 de julio, agazapados en una cámara inundada a varios kilómetros de la entrada al complejo de cuevas. "Fue mágico", dijo. "Tenía que pensar mucho antes de poder responder sus preguntas. Fue por la noche cuando estábamos arañando piedras en lo alto de la roca y escuchamos voces". Ese descubrimiento activó el intento de rescate que los sacó a todos sanos y salvos, en una operación de los SEAL de la Marina tailandesa y un equipo internacional de expertos en buceo en cuevas.

"Nos turnamos para cavar en las paredes de la cueva", dijo al final el entrenador Ekkapol Chantawong, a quien algunos de sus padres atribuyen haber mantenido vivos a los niños.

(Reuters)