Mozambique. Un motociclista junto a su acompañante atraviesa calles llenas de agua por el ciclón Idai, en la ciudad africana de Beira, en Mozambique. El ciclón comenzó a formarse el 4 de marzo.

El impacto del cambio climático siguió disparándose en 2018, con nuevos aumentos de las temperaturas y con claras consecuencias para ciudadanos de todo el mundo, según un reciente informe presentado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que insistió en que el mundo debe reaccionar de manera inmediata.


El documento, la versión final de la Declaración sobre el estado del clima que cada año elabora la Organización Meteorológica Mundial (OMM), vuelve a dibujar un panorama muy preocupante por el calentamiento global.


El pasado año se registró la cuarta temperatura media mundial más elevada desde que existen datos. Y fue el más cálido de todos aquellos en los que se dio el fenómeno de La Niña, marcado por temperaturas más reducidas en el Pacífico.


Según la OMM, esa situación apunta a que la tendencia al calentamiento continúa sin detenerse. Otros indicadores climáticos, como el calor oceánico, alcanzaron el pasado año nuevos máximos, rebasando el récord de 2017.


Según la OMM, el contenido calorífico de los mares ofrece una medición directa de la acumulación de energía en las capas superiores del océano, donde acaba más del 90% de la energía atrapada por los gases de efecto invernadero.


También siguió subiendo el nivel del mar, que en 2018 tuvo un nivel medio a escala mundial 3,7 milímetros más alto que en 2017, un nuevo récord, como consecuencia del retroceso de los mantos de hielo.


El problema más acuciante, según la OMM, es el continuado aumento de los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera, que se espera sigan ascendiendo en 2019. Pese a los compromisos para tratar de reducir esas emisiones, el pasado año estas subieron en todas las regiones del mundo con la excepción de Europa.


‘El cambio climático está avanzando más rápido que nuestros esfuerzos para responder a él‘, recalcó en una conferencia de prensa el secretario general de la ONU, António Guterres.


El portugués, que ha convocado a los jefes de Estado y de Gobierno de todo el mundo a una cumbre sobre el clima en septiembre, quiere que los Gobiernos ofrezcan medidas ‘concretas y realistas‘ para un futuro sostenible, en línea con los compromisos pactados en el Acuerdo de París. ‘Les estoy diciendo a los líderes: no vengan con discursos, vengan con un plan‘, explicó Guterres.


El informe de la OMM se dio a conocer este año en Nueva York (EEUU) aprovechando una reunión sobre cambio climático que están manteniendo los países en la Asamblea General de la ONU.


La presidenta de la Asamblea, la ecuatoriana María Fernanda Espinosa, destacó que los datos del estudio son ‘muy preocupantes‘ y que es necesario ‘actuar ahora‘. El informe de la OMM documenta un aumento del número y la intensidad de fenómenos meteorológicos extremos, como los duros tifones que golpearon el pasado año a varios países asiáticos, la ola de calor vivida en Europa o las devastadoras tormentas en EEUU.


El país, que bajo la administración de Donald Trump ha abandonado el Acuerdo de París, sufrió en 2018 catorce desastres que dejaron daños por valor de cerca de 50.000 millones de dólares, incluidos los huracanes Florence y Michael.


La tendencia ha continuado en estos primeros meses de 2019, con el ciclón Idai -que asoló Mozambique, Zimbabue y Malaui- como máximo exponente y como ilustración de la necesidad de que todos los países se preparen para responder a estas catástrofes.


El aumento de estos fenómenos extremos está aumentando los riesgos en el ámbito de la seguridad alimentaria, afectando la salud de muchas personas y disparando los movimientos de población, según la ONU.

Ciclón. Un niño en la puerta de su casa rodeado de agua estancada en Mozambique, una de las naciones afectadas por el ciclón Idai.


> Los mantos de hielo van en retroceso


La OMM, una de las ramas científicas de la ONU, dio a conocer su última Declaración sobre el estado del clima, que advierte que las señales físicas y los impactos socioeconómicos del cambio climático son cada vez mayores.


También siguió subiendo el nivel del mar, que en 2018 tuvo un nivel medio a escala mundial aproximadamente 3,7 milímetros más alto que en 2017, un nuevo récord. La principal causa de este fenómeno es el retroceso de los mantos de hielo, según la OMM.


Durante 2018, la extensión de hielo marino en el Ártico se situó muy por debajo de la media y se mantuvo en niveles bajos sin precedentes durante los dos primeros meses del año. La máxima extensión anual, que se dio en marzo, fue la tercera más reducida registrada en esas fechas desde que se empezaron a hacer estas mediciones en 1979.


En el caso de la Antártida, el hielo marino también estuvo entre los registros más bajos de los que hay constancia, mientras que la capa de hielo de Groenlandia aumentó gracias a una caída de nieve superior a la media, pero ello tuvo poco impacto en la tendencia a la reducción que se observa desde hace dos décadas.


Los países de todo el mundo comenzaron hace días la segunda ronda de negociación de un tratado para proteger la biodiversidad en los océanos, una reunión en la que deben empezar a dar forma a este instrumento que reclaman desde hace años las organizaciones ecologistas.


El compromiso de los 193 Estados miembros de la ONU es cerrar para mediados de 2020 un texto jurídicamente vinculante que regule las aguas internacionales, que suponen más de dos tercios del total de los océanos.


Para los ecologistas, se trata de lograr un gran acuerdo que permita proteger la vida en alta mar en un momento en el que las amenazas son mayores que nunca por la contaminación, el cambio climático y las nuevas tecnologías que abren la puerta a la minería en el fondo de los océanos y a una pesca más intensiva.


Su meta, aseguran, es aprobar para los mares una suerte de Acuerdo de París, el gran pacto para frenar el calentamiento global sellado en la capital francesa a finales de 2015.


Tras una primera ronda de negociación el pasado septiembre, los gobiernos volvieron a sentarse en la sede de Naciones Unidas para empezar a concretar el contenido de este tratado para los océanos. La reunión, que durará hasta el 5 de abril, es la segunda de cuatro citas para cerrar acuerdos.