Diferentes pasos. El profesor de medicina francesa Laurent Lantieri, especialista en trasplante de mano y rostro, posa al lado de una pantalla que muestra los diferentes pasos de la cirugía de su paciente Jérôme. 

El francés Jérôme Hamon se convirtió en el primer paciente en el mundo en someterse a un doble trasplante de cara tras superar una segunda operación en el hospital Georges-Pompidou de París, donde continúa hospitalizado mientras se recupera, informan ayer medios locales.

Hamon, de 43 años, pasó por el quirófano la noche del 15 al 16 de enero de la mano del cirujano plástico Laurent Lantieri, que ya lo había operado en 2010 en el hospital Henri-Mondor de Créteil, cerca de París, consignó la agencia de noticias Efe.

El francés padece neurofibromatosis-1 o "enfermedad Von Recklinghausen", un mal genético que le provocó la deformación del rostro. El primer trasplante parecía un éxito hasta que en 2015 le recetaron para una gripe un antibiótico incompatible con su tratamiento inmunodepresor, cuyo objetivo es evitar que el cuerpo rechace la nueva cara. A partir de ese momento, su nuevo rostro se fue degenerando hasta que en 2017 fue internado durante dos meses mientras esperaba un donante, que finalmente fue un joven de 22 años, fallecido a varios cientos de kilómetros de la capital francesa.

Ahora, tres meses después de ese trasplante inédito, el paciente sigue un tratamiento inmunodepresor, y asegura sentirse "muy bien". De momento, su rostro permanece terso e inmóvil y no se ajusta a la forma de su cráneo, pero su aspecto debería mejorar poco a poco, a condición de que funcione el tratamiento inmunodepresor para impedir un nuevo rechazo del injerto.

"Me siento muy bien", dijo Hamon en un encuentro con la prensa la semana pasada. "Tengo prisa por librarme de todo esto", añadió, hablando con dificultad y cansado por el fuerte tratamiento que recibe.

"Todo el equipo de reanimación quedó impresionado por la valentía de Jérôme, su voluntad, su entereza. Porque entonces estaba en una situación de espera y nunca se quejó. Al contrario, tenía bastante buen humor", contó a la prensa Bernard Cholley, anestesista del Georges-Pompidou.

El donante fue un hombre de 22 años, fallecido a centenares de kilómetros de París. Lantieri se enteró de ello el domingo 14 de enero. Un día después, se retiró la cara del joven y hubo que trasladarla lo antes posible hacia el hospital.

Con el acuerdo de la agencia francesa de seguridad del medicamento, se utilizó una técnica revolucionaria para conservar el injerto. En lugar de introducir la cara en una solución clásica, se usó hemoglobina de gusanos marinos para retener el oxígeno.

Jérôme Hamon entró en el quirófano el lunes 15 de enero. Hacia el mediodía, el equipo médico empezó a preparar los vasos sanguíneos y los nervios del paciente para poder hacer el trasplante, explicó Lantieri. Luego fue como colocar una máscara con cuidado, uniéndola a todo lo que compone la anatomía compleja de la cabeza. El injerto dio rápidamente señales alentadoras al tomar color. Hamon salió del quirófano el martes por la mañana tras una operación extraordinaria. "La operación responde a una pregunta relacionada con la investigación: ¿se puede volver a hacer un trasplante de cara? Sí, se puede volver a hacer y esto es lo que se obtiene", dijo Lantieri. Télam y Efe


 

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Publicado por Diario de Cuyo en martes, 10 de abril de 2018