Un viaje devastador. Escenas como éstas se repiten a lo largo de las carreteras mexicanas. Los inmigrantes buscan acortar distancia y trepan a cualquier camión que pare. Viajan como ganado. Los hombres jóvenes son los más audaces.

Mientras la caravana con unos 5.000 inmigrantes hondureños avanza dentro de México en su paso hacia los EEUU, el presidente, Donald Trump, aseguró que enviará hasta 1.000 soldados a la frontera que separa a los dos países y hasta adelantó que analiza cerrarle el paso a todos los inmigrantes centroamericanos.



El drama de la inmigración ilegal se coló fuerte en la política norteamericana a dos semanas de las elecciones legislativas clave para el resto del mandato de Trump.



"Estoy enviando a los militares para esta Emergencia Nacional. ¡Serán detenidos!", escribió Trump en Twitter.



"A aquellos en la caravana, den la vuelta, no vamos a dejar entrar ilegalmente a gente en Estados Unidos. Vuelvan a su país y, si quieren, ¡soliciten la nacionalidad como millones lo están haciendo!", clamó el mandatario más tarde en la red social.



Trump sostiene que en la caravana migrante hay criminales y hasta terroristas yihadistas.

Pero los migrantes no parecieron inmutarse, ya que varios miles de ellos seguían avanzando hacia territorio estadounidense y, la noche del viernes, se encontraban a más de 1.600 kilómetros de la frontera, en la ciudad de Pijijiapan, ubicada en el estado sureño de Chiapas en México.



"Que diga lo que diga Trump, a nosotros no nos va a detener", dijo Denis Omar Contreras, un organizador de la caravana compuesta en su mayoría por ciudadanos hondureños. Como él, muchos dijeron que el temor de regresar a su violento país era más grande que las amenazas del presidente republicano.



"Venimos huyendo de nuestro país. Si regresamos a Honduras lo más probable es que las pandillas nos maten", declaró.



Trump y sus correligionarios republicanos están intentando convertir la caravana y la inmigración en un gran tema antes de las elecciones legislativas del 6 de noviembre, en las que buscan mantener el control de la Cámara de Representantes y del Senado.

Riesgo profundo. Cruzar los bravíos ríos de México son un desafío para las 1.500 mujeres y 2.400 niños de la caravana.



Trump, quien ha mantenido una línea dura respecto a la inmigración desde que asumió el cargo el año pasado, está considerando un plan para prohibir la entrada de migrantes en la frontera sur y negarles el asilo, según reportes de prensa.



La posibilidad de una acción ejecutiva para bloquear el acceso a cualquier migrante en la caravana y el posible posicionamiento de más soldados en la frontera de EEUU con México podría energizar a los partidarios de Trump en las urnas. Cualquier prohibición podría enfrentar desafíos legales.



La secretaria de Seguridad Nacional de EEUU, Kirstjen Nielsen, dijo el jueves en una entrevista con Fox News que su departamento pidió ayuda al Pentágono para reforzar sus capacidades, incluyendo "apoyo aéreo (...) elementos de logística, planificación, barreras de vehículos e ingeniería".



La solicitud preliminar del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) podría requerir el despliegue de entre 800 y 1.000 efectivos en servicio activo. Hoy hay 2.100 miembros de la Guardia Nacional a lo largo de la frontera, pero ahora podría llevar al primer despliegue a gran escala de fuerzas militares de EEUU para apoyar la misión de protección de la frontera bajo Trump.



La primera caravana, la más grande, "con más de 5.000 personas, se encuentra en el sur de México y salió de Honduras hace casi dos semanas. Unos 7.000 iniciaron la travesía pero 2.000 pegaron la vuelta. En México, muchos son asistidos con víveres, ropas y medicamentos.