El Papa se mostró con un apósito en su ceja izquierda y un oscuro moretón en el pómulo tras ser curado luego del golpe. Un frenado brusco hizo que chocara con el cristal protector del papamóvil.

El papa Francisco cerró ayer su histórica visita a Colombia donde tomó un baño de multitudes pero durante el cual también tuvo que lidiar con los caprichos del clima que amenazó con postergar su partida desde Roma a Bogotá por el huracán Irma, cambios de ruta sobre la hora con las consecuentes demoras por las tormentas en suelo colombiano y hasta un pequeño corte en su cara.

Ayer, en uno de sus últimos recorridos en papamóvil por las calles de Cartagena de Indias, Francisco sufrió un ligero golpe en la cara al intentar saludar a un niño. Como resultado, el pontífice tuvo un pequeño corte en la ceja y el pómulo izquierdo.

El accidente ocurrió cuando el pontífice se desplazaba a uno de los costados del vehículo para acercarse a la gente y un freno inesperado del coche lo sorprendió, llevándolo a impactar con el cristal protector del papamóvil y una gota de sangre le manchó la esclavina. Enseguida el comandante de la Gendarmería Vaticana, Doménico Giani le hizo una curación y Francisco siguió con sus actividades en Cartagena de Indias, la última escala de su visita de 4 días a Colombia.

"El papa está bien, se golpeó con el cristal del papamóvil, tiene un golpe encima de la ceja y en el pómulo y se le ha aplicado hielo", dijo el portavoz vaticano, Greg Burke.

Después de la curación y de saludar en tierra a algunos fieles, Francisco abordó de nuevo el papamóvil para dirigirse a la iglesia de San Pedro Claver, en el centro histórico de Cartagena, donde rezó solo y en silencio ante las imponentes reliquias del jesuita español del siglo XVII y rezó el Ángelus.

Pero este traspié no empaño el fervor por el Papa ni la entrega del Santo Padre.

En el deprimido barrio de San Francisco en Cartagena de Indias se vivió un "carnaval religioso" con la visita del papa que lleva su nombre. Allí, el Papa palpitó de cerca la pobreza de la otra Cartagena, la que no aparece en las guías turísticas.

En los minutos previos a la llegada del máximo jerarca de la Iglesia católica, la emoción se apoderó de los habitantes de esta marginada comunidad, que hizo gala de su influencia afrodescendiente y a ritmo de champeta, un género musical originario del Caribe, se unieron a este pedido.

Después de su raudo paso por el pueblo homónimo, Francisco bendijo desde un helicóptero la imagen de la Virgen del Carmen, emplazada en el mar frente a la ciudad de Cartagena y recientemente restaurada tras una tormenta que la destrozó hace dos años.

En su camino al predio portuario en el que ofreció su última misa en suelo colombiano, Francisco bendijo a la imagen de más de 9 metros de altura, restaurada tras la tormenta que la destrozó el 9 de agosto de 2015, desde un helicóptero de la Fuerza Aérea. Decenas de naves se acercaron a la Virgen durante la bendición para ser alcanzadas por el gesto del Pontífice, que, con un visible moretón bajo su ojo izquierdo tras el golpe en el papamóvil, dio una vuelta completa sobre los barcos. La Virgen, situada sobre un pedestal a 15 metros sobre el nivel del mar, mira a la bahía cartaginesa e insumió para su nueva puesta a punto más de 20 toneladas de mármol blanco traído desde Itaila.