El caos se profundizó ayer en Yemen cuando una multitud que saqueaba una fábrica de municiones causó un estallido accidental que mató al menos a 110 personas en una región controlada por rebeldes islamistas, en medio de una ola de protestas populares que tiene al gobierno de rodillas.
La fábrica de municiones, fusiles y explosivos había sido tomada el domingo por un grupo de islamistas, en la provincia de Abyan, en un hecho que generó temores en Occidente de un mayor deterioro de la situación política en el país árabe justo cuando el presidente enfrenta pedidos de renuncia de jóvenes, militares, clérigos y jefes tribales.
Un portavoz en esa provincia atribuyó la responsabilidad de la explosión a Al Qaeda al afirmar que la red islamista había atraído a los civiles hacia una "trampa mortal", ya que las víctimas entraron a la fábrica para tratar de recuperar armas y municiones un día después de una operación comando de elementos de Al Qaeda, que atacaron esta unidad de producción militar y se llevaron cajas de municiones.
"Este accidente es una verdadera catástrofe, el primero de su tipo en Abyan", declaró un médico en el hospital estatal. "Hay tantos cuerpos calcinados. No puedo ni siquiera describir la situación", comentó.
Además, los doctores estimaron que había unos 110 muertos y al menos 100 heridos, pero indicaron que incluso entregar una cifra era difícil, ya que los restos calcinados eran difíciles de contar.
La compleja actualidad política de Yemen (Africa del Norte), tiene como principal actor al presidente, Ali Abdullah Saleh, quien colaboró con EEUU en el combate a la rama local de la red Al Qaeda, que opera en áreas de Yemen donde el gobierno tiene escasa autoridad. Saleh también combate desde hace años separatismos o rebeliones regionales en el Sur y Norte del pequeño país del Sur de la península Arábiga.
Los opositores acusan de Saleh de mal gobierno, de represión y de matar a manifestantes en marchas, por esto el control estatal sobre el país disminuyó notablemente en las últimas semanas en coincidencia con masivas protestas populares que obligaron al gobierno a retirar fuerzas policiales de varias ciudades.
En este marco de protestas, el domingo, un grupo de hombres armados, que según testigos, describieron como islamistas radicales tomaron la fábrica de municiones de Jaar, (una ciudad de Abyan, un bastión de Al-Qaeda en el sur del país), según informaron funcionarios oficiales citados por la cadena de noticias CNN. Tras esta toma, los militantes tomaron fusiles Kalashnikov y municiones y se fueron en varias camionetas, dijo la policía local.
Pero luego, cuando varios vecinos (civiles) irrumpieron en el lugar y empezaron a llevarse lo que quedaba de valor, incluyendo cables, puertas y bidones de combustible, en la fábrica se registró una enorme explosión que pudo oírse a 15 kilómetros de distancia, agregó la policía.
Trabajadores de la fábrica dijeron a la cadena de TV Al Jazira que algunas personas vaciaron barriles de pólvora para tener recipientes para guardar agua, y que alguien podría haber tirado un cigarrillo prendido cerca de los explosivos.
Tras esta tragedia el vicegobernador de la provincia de Abyan, Saleh al-Samty, acusó al gobierno de la tragedia, que según afirmó fue el resultado del desorden secundario a la decisión de retirar a los miembros de las fuerzas de seguridad.
