Argentina es el país latinoamericano que registra mayor migración intrarregional, con 1,5 millones de personas provenientes de países limítrofes más Perú, afirmó el demógrafo del Conicet Enrique Peláez.
“Las cifras de los censos marcan que Argentina, a la que se ha atribuido una población bajada de los barcos más allá de la originaria, cambió desde una migración de ultramar a finales del siglo XIX y principios del XX, por una migración actual de países limítrofes más Perú”, dijo Peláez en diálogo con la agencia de noticias Télam.
Precisó que “la migración hacia Argentina está concentrada en personas bolivianas, paraguayas y peruanas; hubo una corriente fuerte de chilenos y uruguayos que ha disminuido en el último tiempo”. El documento ‘A 20 años de la Conferencia de El Cairo, logros y retos de la agenda de población y desarrollo en América Latina y el Caribe‘ afirma que ‘la migración dentro de la región ha alcanzado una magnitud muy significativa‘.
La información censal de 2010, disponible para 10 países, revela que el número de migrantes de la propia región pasó a superar los 4 millones, y que Argentina registra el valor más alto -con 1,5 millones de migrantes-, seguida de Venezuela -con 850.000- y Costa Rica -350.000-.
Esos datos se conocieron mientras se desarrolló días atrás en Montevideo (Uruguay) la Primera Reunión de la Conferencia sobre Población y Desarrollo de América Latina y el Caribe. Peláez es asesor regional para América Latina y el Caribe de la entidad de Naciones Unidas para Población y Desarrollo (Unfpa), y docente de la Universidad Nacional de Córdoba por el Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Técnicas (Conicet).
“América Latina y el Caribe se caracteriza por ser expulsora de población tradicionalmente desde el Sur hacia el Norte, principalmente EEUU y España”, describió Peláez. Otro fenómeno es “la migración sur-sur, con países que atraen población de países limítrofes como Argentina; Venezuela con migración desde Colombia, y Costa Rica, de Guatemala”.
Uno de los temas de preocupación para Unfpa es el fenómeno de población de retorno, que en el caso de Centroamérica, implica al migrante de baja calificación laboral que “vuelve deportado por EEUU y entra en un sector excluido, con riesgos de vincularse al crimen organizado”, describió Peláez.
“Argentina tiene una de las legislaciones más avanzadas respecto al derecho del migrante, con la derogación de la ‘ley Videla‘ y la aprobación en 2004 de una nueva ley que puso al país a la vanguardia con documentación, salud y educación” en igualdad de condiciones con los nativos, reivindicó.
Peláez dijo que “hay una relación directa entre la mayor distancia recorrida por el migrante y su desarrollo profesional“. Cuanto menores son “los costos de migrar, las personas tienen menos calificación como trabajadores, con hombres insertos en la construcción y mujeres, en hogar y cuidado”. “En el caso argentino, hay una gran migración de profesionales y ejecutivos calificados“, precisó.
Afirmó que es sabido “que una ley no soluciona todo, porque hay estigmas en la percepción de la población, y además muchas veces los migrantes desconocen sus derechos“. “En Argentina se han visto condiciones de trabajo esclavo no porque la gente no tenga derecho sino porque los tratantes de personas se aprovechan”, por eso se desarrollan programas divulgando acceso a la educación y la salud, comentó.
