Christine Lagarde asumió ayer las riendas del Fondo Monetario Internacional (FMI) con el compromiso de seguir ‘los más altos estándares de conducta ética‘ y una repleta agenda de trabajo en la que Europa ocupa un lugar destacado.

Vestida con un traje de chaqueta oscuro, Lagarde llegó alrededor de las 9.00 locales (10.00 de Argentina) a la sede del FMI, donde la esperaban numerosos fotógrafos y cámaras de televisión.
La ex ministra francesa de Finanzas fue recibida por el hasta ahora director gerente en funciones del Fondo, el estadounidense John Lipsky, y el decano del consejo ejecutivo del organismo, el egipcio Shakour Shaalan.
Lagarde, de 55 años, esperaba reunirse ayer con los empleados del Fondo, a quienes ha prometido trabajar duro para superar el difícil momento por el que atraviesa el organismo tras la dimisión del ex director gerente Dominique Strauss-Kahn, acusado de intento de violación.

El FMI exigirá a su nueva directora unos estándares de conducta y ética más exigentes que su predecesor, Dominique Strauss-Kahn, aunque también le pagará un 11 por ciento más, 467.940 dólares al año. Strauss-Kahn firmó con un salario anual de 420.930 dólares.