Además de estar ansioso, seguramente Brasil debe estar preocupado. Es que heredar la antorcha olímpica luego de haber culminado ayer los Juegos Olímpicos de Londres plantea un gran reto en varios puntos de vista: desde la organización hasta lo deportivo. Suplir los mínimos errores de la fiesta de Gran Bretaña y superar las expectativas no es una tarea fácil.
"Hemos estado muy impresionados con las Olimpiadas de Londres. Han sido unos juegos extraordinarios para la ciudad y para el mundo", reconoció Eduardo Paes, alcalde de Río de Janeiro, en una videoconferencia con su colega británico, Boris Johnson. El brasileño confía en superar los problemas que actualmente posee su país, principalmente en infraestructura y transporte.
El legendario Estadio Maracaná, una de las sedes olímpicas, deberá estar listo con anticipación ya que será el escenario del Mundial 2014. En tanto que las redes de transporte público, como metro y tranvía, están siendo remodeladas debido a que actualmente tienen un alcance limitado. Por otra parte, el alojamiento también es un tema a tratar debido a que la infraestructura hotelera no es la adecuada para semejante evento.
El gobierno carioca, junto al Comité Olímpico Internacional, estipuló una inversión de 14.400 millones de dólares para los Juegos (2.800 millones del sector privado y el resto del sector público). Un dato relevante en este panorama es que en Brasil se verá el debut de dos nuevas disciplinas: el rugby 7 y el golf, que regresa al menú por primera vez desde San Luis 1904.
