La Cámara de Diputados de la Nación sancionó finalmente la reforma a la ley contra la trata de personas. La iniciativa se aprobó tras un año y medio de demora y sólo después de la conmoción social que desató el fallo que absolvió, la semana pasada, a los sospechosos por el secuestro y explotación sexual de Marita Verón.

La nueva norma castiga con prisión de cuatro a seis años al que explote económicamente el ejercicio de la prostitución de una persona y al que promueva o facilite la prostitución. Además, el consentimiento dado por la víctima de la trata no constituirá en ningún caso causal de eximición de responsabilidad penal, civil o administrativa de los responsables. Se obliga al Estado a brindar asistencia médica y psicológica gratuita a las víctimas; otorgar capacitación laboral y ayuda en la búsqueda de empleo, y a colaborar en la incorporación de la víctima en el sistema educativo.

La reforma consiste en que las víctimas mayores de 18 años no tendrán que demostrar que no dieron el consentimiento para ser esclavizadas. Este punto es muy importante porque todas son víctimas de un proceso de violencia y esclavitud. Desde ahora, cuando existan rescates de personas y se cumplan los indicadores de delito de trata, las víctimas tendrán el mismo procedimiento. No se las expondrá a preguntas humillantes como en la actualidad. Se podrá así procesar con más facilidad a los responsables. Es decir, el valor de la palabra de la víctima en el proceso judicial evitará excesos, maltratos y humillaciones como los padecidos por las mujeres que declararon en la causa de Marita Verón.

El aumento de penas a tratantes y proxenetas convierte al delito en no excarcelable. No habrá diferencia entre víctimas mayores y menores de edad. Al quitar el consentimiento, la pena se configura como figura agravada, de 5 a 10 años de prisión, y si la víctima fuere menor de 18 años, de 10 a 15 años. Considerando que la trata de personas es un tema de derechos humanos todavía es insuficiente.

Es de esperar que en un futuro las penas puedan aumentar. Si se abordan las razones de la trata de personas, habrá que computar, por lo menos, la complicidad entre las redes de prostitución y tráfico de drogas con parte de la policía corrupta y los poderes ineficientes del Estado. Pero también habrá que atender a causas como el patrimonialismo, la pobreza, la pérdida de los lazos sociales y familiares, y la falta de educación y salud.