San Juan, 17 de enero.- La operación fue para reconstruirle la pared abdominal que quedó dañada después de una de sus cirugías anteriores, a las que fue sometido tras la caída del helicóptero. Tras ese accidente, pasó por tres intervenciones. La primera fue para extirparle el bazo y fue justamente después de esta cirugía que el tejido abdominal quedó dañado.


Se le produjo una eventración, que es una hernia que aparece en la herida que deja una cirugía anterior. Se hace porque las capas del abdomen que contienen las vísceras no se unieron (se hizo una especie de hueco). Es decir, que parte del intestino está dentro de ese hueco y separado de la superficie sólo por la piel, por lo que no está debidamente sostenido y es prácticamente palpable debajo, por lo que resulta peligroso. Éste no es el único riesgo.



La eventración puede aumentar de tamaño y provocar molestias o dolores. Mientras que su consecuencia más grave es el estrangulamiento de la hernia, que puede conducir a una operación de urgencia. Por eso era recomendable programar la intervención que consistió en unir las capas del abdomen desde la piel hasta el peritoneo, que es el último tejido antes de los intestinos. De afuera para adentro, el tejido abdominal está compuesto por la piel, las células subcutáneas, aponeurosis anterior, músculos, aponeurosis posterior y el peritoneo.