Desorientación total. Casi al borde del nocaut. Así terminó Argentina su vital clave por Asunción. Es que no debía perder y perdió. Es que debía mostrar signos vitales y pareció muerto. Sin un esquema, sin un libreto, todo quedó librado a la pregonada categoría de las figuras que encandilan en todo el mapa futbolero mundial pero que en el Defensores de Chaco se resumieron a la última y rudimentaria esperanza del "centro para el grandote" con el Flaco Schiavi como el salvador. Así, Argentina, no se puede. Hay que jugar a algo. A la contra, a la presión en campo ajeno, a controlar el balón. Lo que sea pero a algo. Sudáfrica se alejó un poquito más. Está a tiempo pero por lo que mostró en Paraguay, los dos capítulos que quedan de esta Eliminatoria serán para parir.
1- Paraguay sí
En el primer tiempo, Paraguay hizo el partido que tenía que hacer para sacar su diferencia. Mucha presión en la salida argentina, duplicando o triplicando la marca en zona de gestación y siendo muy punzante arriba. Llegó en tres ocasiones a fondo y facturó en una de ellas. Martino lo diseñó así y terminó ganando el partido que tenía que ganar para estar ya adentro del Mundial 2010.
2- Argentina no
Ni en el primer tiempo, ni en el complemento, Argentina supo a qué jugaba. Intentó ser prolijo y apostar al circuito Verón-Gago-Messi para manejar la pelota pero la marca de Paraguay lo cortó rápido. Después, fue voluntad y nada mas que voluntad. Mucha confusión como para pretender ganar con pelotazos para el Kun Agüero y con demasiadas facilidades en defensa, a las espaldas de Mascherano. Ahí, lo supo golpear Paraguay. En esa zona clave en la que el libreto de Maradona hizo agua. Argentina nunca mostró un patrón de juego. Ni a esperar ni a atacar a fondo. Dudó, demasiado, y lo pagó con un cachetazo que lo puso en la cornisa. Se repitió en el ataque, le ofreció flancos débiles a Paraguay y terminó sumido en su propia impotencia.
3- Sin receta mágica
Cuantos litros de tinta y kilómetros de papel se habrán escrito sobre la calidad individual de Argentina nombre por nombre. De lo que cuestan los Messi, los Agüero, los Mascherano, los Gago. Cuánto y para qué, porque Diego volvió a quedarse sin el librito de las recetas mágicas y apostó a dos productos de consumo interno como Palermo y Schiavi para intentar el milagro en Paraguay. No hubo otras ideas. Ni un Plan B para buscar ese punto de la esperanza. Paraguay hizo lo que tenía que hacer para ganar. Golpeó en el momento justo y luego defendió muy bien su ventaja. Argentina nunca supo cómo resolver el partido más importante de este presente.
